BALONMANO
Ademar se da un festín a costa de la apatía del Gáldar
Ademar se bastó de 20 minutos escasos para desarmar al Gáldar y evidenciar las carencias de un equipo apático y sin recursos. Pese a lo escandaloso del marcador, a Cadenas le resta mucho trabajo.
Hay un tipo de jugadores para los que la vanidad no es condición indispensable de su trabajo. Ellos prefieren el segundo plano, más íntimo, para que los brillos no confundan sus actuaciones. Si destacan reciben el aplauso sin ruido, convencidos de que su trabajo no difiere del realizado por el albañil. En el «mejor Ademar de la historia» este inusual papel lo desempeña Juanín. El chico tímido de Viloria se ha convertido, a pesar suyo, en la encarnación del espíritu de la grada, empeñado en que la humildad siembra más camino que el protagonismo. Ayer, ante el Gáldar, volvió a demostrar que es el jugador de Asobal que mejor interpreta el contraataque, ese territorio en el cual las piernas y la cabeza deben trabajar a la misma velocidad. Para ganar ayer bastó con que Cadenas diera entrada a Héctor, que Vatne se limpiara la tierra que acumula bajo las uñas en su labor de zapa ingrata para actuar en el ataque (visto el erial por el que atraviesa Kjelling) y que se avivara la intensidad defensiva. Eso, y la velocidad de Juanín. El cuadro visitante perdió de vista el electrónico aturdido por el juego adrenalínico de Ademar. Fue visto y no visto. Cuando llegó el descanso, ya no había partido. En la segunda mitad, Gáldar hizo un alegato de defensa hasta el minuto 50, gracias al periodo de pruebas impuesto por Cadenas. Desde ahí hasta el final se dejó morir mostrando una personalidad apática, mientras Ademar se daba un festín que no escondía las dudas abiertas en algunas fases del encuentro, sobre todo cuando tuvo que atacar en estático.