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LIGA DE CAMPEONES

El Milan demuestra en Riazor cómo ataca Italia

La baja de Valerón, con ser importante, no sirve de excusa ante el tremendo y doloroso correctivo que sufrió el Deportivo ante el Milan en la segunda jornada de la Liga de Campeones.

Mauro Silva llega tarde a una de las acciones ofensivas que creó Rivaldo en La Coruña

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Colpisa - LA CORUÑA.

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El 0-4 que le endosó el conjunto italiano al de Irureta, justo y merecido, dejará huella en el equipo gallego, que en nada se pareció al conjunto rutilante capaz de hacer una hombrada en el Olímpico de Múnich al ganar la semana pasada al Bayern. Si no se derrumba, aún mantiene sus esperanzas en esta Champions. Pero tendrá que mejorar mucho para no despedirse temprano del torneo. La Valerondependecia la acusa demasiado el conjunto de Irureta. El Milan mereció esta noche la victoria sin discusión. El resultado lo dice todo. Los aficionados coruñeses terminaron aplaudiendo la exhibición que hizo sobre Riazor el equipo italiano. Igual que hicieron los aficionados bávaros hace una semana con el Depor. Este Milan ha demostrado que es uno de los más cualificados aspirantes al título. Es una máquina bien rodada, perfecta, que combina calidad a raudales en sus jugadores y un acoplamiento impresionante, que conjuga clase y eficacia. Rivaldo, que estuvo gris, es uno más en este equipo de estrellas, entre las que destacó con luz propia Rui Costa, el gran asistente para que Inzaghi se hartara a meter goles. Seedorf, Pirlo, Gatusso, todos brillaron a gran altura. Y su defensa, con Maldini y Nesta, impenetrable. La ausencia de Valerón El Deportivo fue una sombra errante sin el faro que es siempre Valerón. Sin el jugador canario no existió la otra parte de la sociedad que forma con Makaay, porque el holandés estuvo desasistido. Y lo que es peor de todo, el Deportivo, sin Valerón, no tuvo un esquema definido. El Milan fue tremendamente superior al Deportivo en todo el partido. Con las ideas claras, con un juego ágil y veloz, peligroso al contragolpe, el equipo italiano impuso su estilo en el centro del campo, parcela en la que el equipo gallego apenas existió. Trabajaron mucho los de Irureta, pero con un juego atropellado, confuso, sin nadie que pusiera orden y marcara el ritmo del encuentro. El Depor apenas inquietó a la portería de Dida.

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