OPINIÓN Lamberto Martín
Los tres signos en León
Los tres signos se dieron en la particular quiniela de los tres clubs de la capital. El uno de la victoria para Ademar; la equis del empate para la Cultural; el dos de la derrota en casa para Baloncesto León. Tres signos distintos y un balance ni bueno ni mal, sino todo lo contrario. Porque en esto, como en las ferias, cada cual lo cuenta y contabiliza según les ha ido en ellas. Paseo triunfal de Caja España Ademar ante su nutrida y crecida afición. Síntoma notable el de las casi cinco mil personas que prácticamente llenaron el Palacio de Deportes. Sin duda la excelente victoria cosechaba en Irún, ante el Bidasoa, obró de auténtico bálsamo para olvidar la pérdida de la Supercopa en el partido experimental de la Plaza de Toros. La victoria, en deporte, es tal cual era para el Ingenioso Hidalgo el bálsamo de Fierabrás, capaz de curar las más graves heridas. Auténtica exhibición goleadora de los ademaristas, a pesar de que alguno de sus explosivos lanzadores parece no encontrarse en el mejor momento. Ya estás con el Barcelona y el Portland encabezando la clasificación; porque el Ciudad Real sucumbió de manera realmente dolorosa, en su cancha, ante los pamplonicas. Un partido que prácticamente tenían ganado y vieron como se marchaba al limbo de las derrotas, ante la desesperación plural de jugadores y aficionados, particularmente acrecentada en su técnico, el inefable, que no infalible, Juan de Dios Román. Una vez más, caperucita fue «más lista» que el lobo feroz disfrazado con piel de cordero. Por cierto, que nuevamente Ademar batió el récord de asistencia en los partidos de la jornada. Nada más, y nada menos, que cerca de milquinientos espectadores más que en Ciudad Real... Ahora, en apenas siete días, Ademar tiene que jugar dos partidos, el segundo en el Palacio frente al rival regional Valladolid, que también contabiliza por victorias y por partidos jugados. La Cultural ganó un punto en Alcalá, aunque más bien puede decirse que perdió dos; porque el empate llegó con gol madrileño en el último suspiro, cuando parecía que los tres puntos iban a caer en la buchaca leonesa. Con todo, bueno es puntuar en campo ajeno, si luego los empates se refrendan con victorias en el campo propio. La cruz de la derrota cayó, como pesada losa, sobre los hombros de Baloncesto León. El semáforo avisa de inminente peligro mostrando el ámbar como color.