Más alto, más lejos, más fuerte

La temporada atlética está dando sus últimos coletazos, pero eso no ha sido obstáculo para que los representantes del Club Atletismo Ponferrada volvieran a dejar patente su calidad en el último campeonato de España juvenil por Federaciones, que tuvo como escenario la capital del Estado durante el pasado fin de semana. De entre todos los que viajaron a Madrid cabe destacar especialmente el resultado de la lanzadora Sabina Asenjo, quien volvió a dejar constancia de sus condiciones en la prueba de disco. Sabina ganó a todas sus rivales al superar con su lanzamiento los 38 metros. Esta marca, teniendo la altura de la temporada en la que nos encontramos, tienen un extraordinario valor, más allá de que ella ratifique su primacía en el contexto nacional de nuevo. La gran temporada de Sabina no está pasando desapercibida para los grandes clubes del país, aquellos que cuentan con mucha más ayuda de la que recibe el Club Atletismo Ponferrada, en el cual está todavía enrolada la lanzadora de Lillo del Bierzo. Es posible que Sabina tenga las horas contadas en la comarca y por ende, también en su club. Pasan los años pero se mantienen las mismas condiciones que antes ya hicieron emigrar a otros destacados atletas de la región, en busca de mejor fortuna. Desde el club ponferradino se siguen mendigando ayudas para continuar adelante con esa fábrica de talentos en la que se ha convertido en Ponferrada, pero no se encuentran respuestas a sus súplicas. Después llegarán los lamentos al ver que uno sí y otro también, los atletas más valiosos de la comarca tienen que buscarse la vida por otros pagos, luciendo una publicidad distinta en las camisetas a la de la tierra que les vio nacer. Es el sino de unos deportistas que cometieron el imperdonable pecado de practicar una disciplina que no suscita la atención del gran público, ni despierta pasiones entre las masas. Otros tampoco hacen mucho más y sin embargo están mejor pagados, pero la culpa es de un sistema que falla. El día que marche Sabina habrá que alegrarse por ella y soltar alguna lágrima por una tierra ingrata.