VUELTA CICLISTA A ESPAÑA 2002
Kelme explota la fórmula deportiva del «triunfa o revienta»
No era una victoria anunciada, pero casi, y no sólo por lo que se había visto en la carretera, por ser un especialista en la lucha contrarreloj. Hay más detalles que se van observando con el paso de los días, datos que hacían pensar en el triunfo de Aitor González. Hace muchos años que uno no veía un corredor con tantas ganas, tanta necesidad de vencer. Una ambición sin límites que le habría llevado a reventar o triunfar. En Aitor González no hay término medio para nada. Hay que admitirle como es. Sólo le valía ganar o ganar. No pensaba en otra cosa. Ha conocido, como otros muchos ciclistas, lo que es estar en forma y tener que trabajar para otros. Le ha dado tiempo a conocer la parte menos vistosa del mundo del ciclismo. Ayer conoció la más agradable Firmará el contrato de su vida y eso le permitirá no pasar apreturas económicas. El triunfo deportivo tiene siempre otras lecturas que no conviene olvidar cuando se habla de ganadores. El ciclismo tiene cosas singulares. Después de una carrera de tres semanas todo se decidió en la última etapa, en la contrarreloj. Después de 3.128,7 kilómetros, el vencedor finalizó con una diferencia de 2:14 sobre Heras, que puede dar a entender lo que no es. Hubo lucha, emoción, interés, que es lo mejor que le puede pasar al mundo del ciclismo hasta el final. La victoria de Aitor González no deja de ser una sorpresa, al menos si se piensa que su nombre no estaba dentro del grupo de los grandes favoritos. Luego sí, en la carretera, ha demostrado que se ha merecido el maillot oro. Roberto Heras, peleó hasta el final.