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RUGBY

Tercer tiempo, segunda vida

Old Christians de Uruguay y Old Boys de Chile disputaron ayer, 30 años después, el partido que dio pie a la mítica «Tragedia de los Andes», cuando el 12 de octubre de 1972, un accidente de avión impidió a los primeros llegar a su destino.

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MADRID.
León

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Los dieciséis supervivientes de esta catástrofe y el equipo actual de los «Old Christians» disputaron ayer el partido que debió jugarse hace treinta años. Roberto Canessa (jugaba en la posición de primera línea) y Fernando Parrado (segunda línea), los dos jugadores que atravesaron media cordillera andina en busca de auxilio, defendieron el trébol verde de tres hojas -símbolo de los «Old Christians»- en Chile ante el «quince de los «Old Boys» envejecido después de tres décadas. Marcelo Nicola, actual técnico del club, coordinó técnicamente a este equipo de homenajeados. Su vinculación con el equipo que se fundó a mitad del pasado siglo, para que los alumnos que finalizasen sus estudios en el colegio «Stella Maris» de Montevideo no abandonasen el rugby, no es la única entre los familiares de las víctimas. Algunos primos de los fallecidos, con tan sólo 16 y 17 años, ingresaron en el equipo para cubrir las necesidades deportivas de un «quince» que tuvo que cubrir las obligaciones deportivas del calendario de la Primera División, competición que ganaron en dos ocasiones (1968 y 70) antes del mortal accidente. Incluso Frank Marshall, director de la película «Viven» (la plasmación cinematográfica de este episodio de supervivencia) y jugador de football en la Universidad de UCLA, impregnó de la filosofía del club de Carrasco a sus actores como método de interpretación. «Les obligué a que aprendieran a jugar al rugby para que pudieran comprender la esencia que llevó a los accidentados a sobrevivir. El hecho de que sea un deporte colectivo y en el que prácticamente no hay sustituciones crea un ambiente de compañerismo difícil de entender en otras disciplinas. En ningún equipo de football que conocí aparecieron estos parámetros». En el tercer tiempo del partido que clasificó a Uruguay para la Copa del Mundo de 1999, la selección quiso homenajear a los héroes y víctimas de los «Old Christians». El viaje se podría haber cancelado, pero al final, hubo una cuestación popular para que se pudiera sacar adelante el partido rememorado.