PRIMERA DIVISIÓN
Munitis se vuelve justiciero a sueldo
El Rácing se unió a la cada vez más larga lista de equipos capaces de ganar al Real Madrid como locales. La asfixiante presión y el buen juego de los santanderinos, con goles de Regueiro y Munitis, fueron suficientes para desbor
Confirmadas una vez más las limitaciones posicionales de los blancos para defender su portería, con el paso de los minutos el equipo de Del Bosque pareció apostar por cuidar un poco más la pelota, pero sólo fue un espejismo. Zidane permanecía ausente, McManaman no encontraba su sitio y Guti no tenía el día. Con este panorama no es extraño que Ronaldo no viera la pelota ni de cerca salvo en contadas ocasiones. El Racing jugaba bien, hacía méritos ante su aficionados y únicamente le faltaba culminar. El sacrificado trabajo y el buen juego de los santanderinos por fin tuvo su recompensa a cinco minutos del descanso. Nafti se internó por la derecha, se fue con facilidad de sus oponentes, levantó la cabeza y con toda la tranquilidad del mundo puso el balón en los pies de Regueiro, que envió el balón al fondo de la red. La jugada representó en toda su extensión las virtudes de los locales y los defectos de los visitantes, sobre todo defensivos, con especial mención para un desastroso Iván Helguera y un continuamente desbordado Míchel Salgado. Como casi siempre, el tanto pareció despertar de la desidia a los jugadores merengues, que buscaron entonces la portería de Ceballos, pero para entonces ya sólo quedaban cinco minutos para del descanso. La actitud de los merengues pareció cambiar en el inicio de la segunda mitad, con una defensa adelantada que apostó por tirar el fuera de juego. Al Madrid le salió bien la estrategia en dos ocasiones, pero en la tercera la defensa hizo agua, Munitis se quedó solo y confirmó las peores pesadillas de los madridistas batiendo a Casillas. El delantero cántabro celebró el tanto como es habitual en él, dándose la vuelta a la camiseta, y sin concesiones al sentimentalismo hacia un equipo que paga el 60% de su ficha. En una reacción más propia de la desesperación que de un verdadero planteamiento táctico, Del Bosque introdujo en el campo a Solari y a Morientes. Los cambios tuvieron el efecto de transformar el partido en una confrontación de ida y vuelta, con un Madrid algo más incisivo, pero dejando espacios para peligrosos contraataques cántabros. De hecho, el Racing tenía oportunidades suficientes para lograr la goleada. La distancia entre líneas madridistas era tremenda y con el paso del tiempo la posible reacción visitante parecía cada vez más lejana, y más aún a la vista de la reacción de su técnico, más propia de un entrenador de la parte baja de la tabla que del responsable del campeón de Europa. Del Bosque acumuló tres delanteros, Ronaldo, Morientes y Portillo. Fue inútil.