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Balonmano | El reportaje

Sangre cubana por las venas del Cleba

Llegaron al conjunto leonés hace apenas unos meses dispuestas a dar un salto impagable de calidad en su juego. En su país son dos referentes para la selección, aquí luchan por ascender a División de Honor. Son Niurkis Mora y Arisleidy Marquez

León

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Hay trenes que solo pasan una vez en la vida aunque no siempre esté claro hacia dónde conducirán. El de Niurkis Mora (Santiago de Cuba, 1994) y Arisleidy Marquez (Pinar del Río, 1993) llegó a la capital leonesa con una temporada de retraso. Cosas de la pandemia. Sus caminos se habían cruzado tiempo atrás con Juan Moreno cuando el hoy entrenador del Rodríguez Cleba dirigía los designios de la selección chilena femenina. La altura y el potencial de las jugadoras cubanas —a las que tuvo enfrente en varios torneos— quedaron grabados a fuego en su memoria. El tiempo —y unos cuantos episodios después— hicieron que tanto la guardameta como la pivote cambiaran su Cuba natal por ‘el sueño español’. «El haber participado en varias competiciones internacionales resultó fundamental para que se viera nuestro juego», apuntan.

Ambas internacionales pertenecen al Movimiento Deportivo Cubano, una suerte de programa formativo que en su día puso en marcha Fidel Castro destinado a impulsar el deporte del país y llevarlo lo más lejos posible. «En resumidas cuentas, lo que hacíamos allí los deportistas de alto rendimiento era entrenar y dedicarnos a la universidad», recuerda Mora. Las dos, por cierto, encauzaron sus estudios hacia la Educación Física.

Su fichaje por el conjunto leonés se produjo en una campaña atípica —marcada como casi todo por el coronavirus— pero igual de exigente que cualquier otra. Desde que el club perdiera la máxima categoría del balonmano español no existe otro objetivo que el de ascender cuanto antes. Este año los esfuerzos se han redoblado incluso un poco más pese a la adversidad. Tanto Niurkis como ‘Aris’ coinciden en que el interés de su técnico por traerlas ha supuesto «una gran oportunidad» para ellas y también para la selección cubana. «Al ser un equipo joven —nosotras, con 26 y 27 años somos las veteranas— la experiencia que se puede adquirir en España es enorme y desde el gobierno de nuestro país lo entendieron perfectamente. Nos demoramos más por la covid ya que la idea inicial era haber llegado a León la temporada anterior». Apenas llevan unos meses vistiendo la camiseta del Cleba. Lo suficiente como para darse cuenta de que la exigencia en España es mucho mayor. «Aquí se juega un nivel de balonmano superior. Participas mucho más en los encuentros. Tienes partidos todos los fines de semana mientras que en Cuba no. Allá se planifican competiciones de un mes o de quince días que se disputan en una misma concentración», aclaran.

ARISLEIDY MARQUEZ

PIVOTE DEL RODRÍGUEZ CLEBA

Al venir a España teníamos el miedo de que el color de nuestra piel fuera un problema, pero no ha sido así

Ninguna sabía a ciencia cierta lo que iba a encontrarse aquí pero al menos no venían a ciegas del todo. «Hace tiempo el Cleba contó ya con dos jugadoras cubanas entrenando aquí. Hablamos con ellas y nos contaron cómo era la vida no tanto en León sino en Europa, que es muy diferente a la cultura cubana». Lo más raro de su nueva ciudad sigue siendo el frío. «Nos golpea con fuerza», recalca Arisleidy. «En Cuba hay invierno y verano pero siempre hace calor» ( risas ).

Echan de menos a su gente sí, son demasiados kilómetros de distancia con los suyos pese a que la tecnología actual simula casi cualquier milagro, pero insisten en que lo llevan bien. Saben lo que es convivir lejos de sus familias. «Al llevar varios años en el equipo nacional ya estamos grandes temporadas fuera de casa. Cuando llegamos a León vinimos con la mentalidad de mejorar y ayudar al Cleba. Desde entonces no hemos tenido ningún bajón anímico. También se lo debemos mucho al club, nos han acogido muy bien», subrayan. Su único temor fue —al principio— que el color de su piel pudiera suponer un problema. «Nos encontramos aquí igual que en la selección cubana. Estamos muy unidas. Teníamos miedo de cómo sería la acogida en el país sobre todo porque somos de color, pensábamos que habría problemas con eso, pero no fue así».

Sobre el futuro
«En principio llegamos a León por una temporada pero nosotras queremos seguir aquí más tiempo»

La vitola de saberse internacionales les añade un grado más de exigencia que al resto. No han demostrado aún todo su potencial y Juan apenas da un respiro. «Es muy estricto, ya desde antes de venir nos insistió en que la exigencia sería máxima con entrenamientos duros. Al llegar nos recalcó que parte de nuestro rol dentro del vestuario se centraría en subir el nivel del resto. Pensábamos que el equipo era más flojo pero nada más lejos de la realidad, hay jugadoras de muchísima calidad. Sancha y Ania, por ejemplo, son imparables y Cristina ya tiene experiencia en División de Honor». Con esas mimbres y viendo cómo marcha esta 2020-21 tienen claro que alcanzarán la fase de ascenso con todas las garantías de lograr el objetivo. No depende de ellas continuar más allá de este curso vinculadas a la entidad leonesa, pero su sí ya está decidido. «En principio era por una temporada y dependerá de si el equipo asciende o no. No sabemos qué ocurrirá. Nosotras no tenemos ningún problema en quedarnos aquí».

La tensión entre el banquillo y las jugadoras en cada partido se puede cortar. Moreno no entiende la relajación y eso no todas las deportistas lo asimilan igual. Para Niurkis y Arisleidy cada corrección, cada reprimenda suponen una lección de vida. No se lo toman como algo personal. «Escucho mucho a los entrenadores porque si me corrigen es porque puedo hacerlo mejor», aclara la pivote. «Juan nos mete mucha caña pero mentalmente lo aguantamos bien. Allá en Cuba es similar así que lo tenemos asumido. En León son chicas jóvenes y todavía no saben lo que es el alto rendimiento y también les ayudamos a entender lo que quiere el técnico. Un deportista de élite tiene que darle casi más importancia al aspecto mental que al físico y al táctico. Desde mi punto de vista la plantilla ha mejorado». El día a día fuera de las pistas lo pasan sin grandes sobresaltos entre su piso y el Palacio de Deportes. Suena duro pero lo cierto es que entrenan mañana y tarde. «La mayor parte del grupo lo hace por las tardes pero María y Ania —por sus estudios— ahora solo pueden hacerlo por la mañana así que también venimos con ellas. Y cuando no entrenamos casi todo el tiempo estamos en casa. Hablamos con la familia, vemos televisión. Nos echan de menos. Nos preguntan que cuándo volveremos a Cuba». De la ciudad apenas han podido ‘enamorarse’ de la catedral y poco más. Han oído hablar del tapeo, del Húmedo... del Romántico... pero no lo han catado. Sí han conocido —por primera en sus vidas— la nieve.

NIURKIS MORA

PORTERA DEL RODRÍGUEZ CLEBA

En Cuba no es que te vayan a reprender si dices algo en contra del Gobierno como se ve muchas veces en los medios

Entre sus sueños deportivos hay uno que destaca por encima del resto; disputar con su selección unos Juegos Olímpicos. «Ya participamos en un Mundial, pero la cita olímpica es otra cosa diferente».

Un país en constante crisis

Sobre Cuba solo desprenden amor y buenas palabras. Supongo que lo malo se lo guardan o quizá deseen olvidarlo. Admiten que el deporte les ha salvado de pasar necesidades. «El estar concentradas con la selección casi todo el año facilita que no nos falte de nada. La situación económica allá se ha agravado con el coronavirus, ya era mala antes y ahora peor», confiesan. De política «no nos gusta opinar. Estamos representando a nuestro país y es una responsabilidad grande. En Cuba no es que te vayan a reprender si dices algo en contra del Gobierno como se ve muchas veces en los medios o en las redes sociales. El problema político con Estados Unidos ha hecho que muchas personas se dejen comprar diciendo cosas que no son realidad. Montan un teatro y culpan al Gobierno. Yo nunca he visto que la policía agreda a otro por dar su opinión», explica Niurkis.

Ninguna de las dos descarta quedarse a vivir en Europa «si se da la oportunidad» pero siempre y cuando puedan regresar a ‘casa’. Se confiesan «fanáticas» de su país pero jamás se cierran una puerta. De momento en el horizonte cercano solo existe el Rodríguez Cleba. Ellas lo dan todo por el equipo pero reciben tanto o más. Ambas han mejorado como deportistas. Aris en las dos áreas y Mora en lo que a la colocación bajo palos se refiere. Todavía necesitan mejorar. Notan el cariño de todas sus compañeras, de sus familias incluso. Por sus cabezas no pasa el quejarse de nada. Se sienten unas auténticas privilegiadas y esperan que el duro trabajo acabe dando grandes frutos. Por ahora su próximo expreso —quién sabe adónde les llevará— descansa sereno en el andén.