Unai Simón: «Sé que pongo el corazón en un puño pero tengo las cosas claras»
«El fútbol son más aciertos que errores, pero existen, y cuando un portero comete uno se ve más agrandado». Es una frase de Unai Simón tras debutar con España en una Eurocopa. Su error grave llegó en octavos de final. La fortaleza con la que se levantó de la lona, impulsó a la selección a cuartos de final con dos paradas decisivas que frenaron a Croacia.
Unai quiso que la tierra se lo tragase y aparecer en cualquier otro punto del planeta. Se tapó la cara con la camiseta en segundos de pulsaciones disparadas, en los que por la cabeza le pasaron mil pensamientos sin entender cómo no podía haber controlado la cesión (innecesaria) de Pedri, que se envenenó con un bote. El balón le golpeó en la espinilla y siguió el camino hacia su propia portería sin que hubiese tiempo material para su reacción. Ya había fallado en un partido en Kosovo, tomando riesgos con balón en una salida que costó un gol y reabrió el eterno debate de la portería para el exterior, porque dentro de la selección no existe. Pero nada que ver con la trascendencia de un fallo de tal magnitud en una cita de octavos de final de una Eurocopa.
Su nombre se sumaba a la lista negra de porteros españoles con errores de bulto en grandes citas. Mientras por la cabeza de Unai se repetía una y otra vez la jugada maldita, a su espalda numerosos aficionados comenzaban a corear su nombre, aplaudieron una atajada segura a un centro desde el costado y una rápida salida para un despeje. Era el momento de ir recuperando confianza. No podía permitirse irse de un partido que le depararía la revancha deportiva. Los gestos de apoyo se enlazaron.
«Entiendo que pongo el corazón en un puño, se dice que soy de hielo porque tengo las cosas claras. Hago lo que me pide Luis Enrique y, en su juego, el portero es un jugador para buscar la superioridad». Con esa mentalidad inició la segunda parte Unai. Como si nada hubiese ocurrido, mostrando personalidad sobrada de líder.