Inglaterra la roza, Italia la desea
Las dos selecciones se juegan hoy el título continental tras resurgir de sus cenizas y avanzar con paso firme Los ingleses disputan su primera final y los transalpinos, campeones hace 53 años, la cuarta
Euforia o depresión. Todo o nada. Tan cerca, tan lejos. Las contradicciones y tópicos del fútbol, y de la vida, se escenifican en la final de la Eurocopa que hoy (desde las 21.00 horas, en Telecinco ) disputan Inglaterra e Italia en Wembley. Dos históricos con bastantes simetrías o paralelismos en la historia reciente a pesar de sus diferencias de estilo y palmarés. Como reza la primera línea de un soliloquio de William Shakespeare en Hamlet, ‘To be or not to be’ (Ser o no ser).
Los inventores de este negocio fueron campeones del mundo hace 55 años, también en casa, pero afrontan solo su segunda final en un gran campeonato. Italia, tetracampeona del mundo, disfruta en cambio de su décima final, cuarta de la Eurocopa tras la que ganó a Yugoslavia en 1968 y las que perdió en 2000 ante Francia y 2012 contra España. Los ‘Three Lions’ y la ‘Nazionale’ hallaron soluciones tras sus últimas crisis y descubrieron a los protagonistas del cambio. El momento más oscuro de Inglaterra, la eliminación en octavos de final de la pasada Eurocopa a manos de Islandia. El abatimiento ‘azzurro’ llegó años después, incapaz de conseguir billete para el Mundial de Rusia.
El educado y elegante Gareth Southgate, intachable en las formas y en su trato con los jugadores y medios de comunicación, fue el elegido para liberar a Inglaterra. En un principio la FA nombró a Sam Allardyce, pero su liderazgo fue efímero por unos desafortunados comentarios. En su lugar, ascendieron de la sub-21 a Southgate, que tiró de los jóvenes talentos y cambió la dinámica.
Inglaterra creció hasta las semifinales en el Mundial de 2018, donde Croacia le apartó del camino. Y en esta Eurocopa ha avanzado sin perder nunca de vista las amarguras de su pasado reciente.
Roberto Mancini fue aún más osado. Recogió el testigo de Gian Piero Ventura tras la humillación de perder con Suecia en la repesca para el Mundial 2018. Recurrió también a la juventud, pero su mayor revolución fue cambiar el estilo clásico. Suele emplear un 4-3-3 y pone especial énfasis en la presión alta. Es la Italia más vistosa de los últimos tiempos, pero sin renunciar tampoco a su tradicional fortaleza defensiva, como bien se vio en la semifinal contra España. Fue un acierto mantener a los incombustibles Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci, pareja de centrales que suma 70 años de vida. Sobre todo, Mancini ha inculcado al grupo la cultura ganadora de Italia.
Por su parte, el fervor patriótico es un plus en común a los finalistas. Los medios ingleses apelan al refuerzo de la identidad nacional. En lo futbolístico, Southgate, poco intervencionista, cree en su once tipo. Se le reprocha la poca creatividad de los centrocampistas Declan Rice y Kalvin Phillips, pero su defensa solo ha encajado un gol en el torneo, el del danés Damsgaard en semifinales. Arriba, intimidan la pegada de Sterling y Kane. Final histórica.