Carlos Sainz se sube al podio en Rusia tras una salida memorable

Cinco podios en Fórmula 1 y ni uno ha sido tranquilo. Carlos Sainz se ha abonado al sufrimiento, y lo visto en el GP de Rusia es solo el último ejemplo. El piloto madrileño empezó dominando, hasta el punto de que lideró las primeras diez vueltas de carrera después de una salida memorable. Pocos iban a augurar lo que pasó después. La arrancada fue de las que hacen época. Una pequeña patinada, un rebufo bien cogido a Lando Norris y una frenada al límite de la salida de pista para ponerse primero. El piloto de Ferrari sabía que iban a sufrir con las ruedas y tenía que escaparse de su excompañero en McLaren, consciente de que pocas veces iba a tener una oportunidad así. En cuanto el desgaste, la kriptonita del SF21, apareció, Sainz supo que no iba a poder pelear por ganar. pero sí por el podio.

El juego estratégico entró en juego en la parte alta, mientras por atrás el ‘bicho’ Max Verstappen se quitaba rivales uno tras otro. Valtteri Bottas, sacrificado por Mercedes para intentar frenarle, no supuso para el neerlandés más que un mosquito en el parabrisas de un coche en autopista.

Otro asunto fue Fernando Alonso, al que llegó el de Red Bull en condiciones de batirle, pero que se quedó sin fuelle. Parecía que el sexto puesto en el que iba el español y el séptimo del hasta ese momento líder del campeonato iba a ser su techo, pero aún quedaba mucho por escribirse.

Y es que por delante Lewis Hamilton sabía que no iba a tener una oportunidad como esta. La labor del británico fue acosar a su compatriota Norris, que iba tan nervioso que pidió varias veces a su ingeniero, el español José Manuel López, que no le hablase por radio. Esa falta de comunicación quizá le pesó luego. Hamilton reinó en la lluvia finalmente y la tercera plaza fue para Carlos Sainz.