La afición degusta de nuevo la victoria

El milagro lo completó Urzaiz justo cuando se cumplía el tiempo reglamentario. El tanto de Urzaiz, de cabeza y a saque de un córner, en una de las jugadas de las que se esperan de él, se sumó al que marcó Joseba Etxeberria nueve minutos antes para certificar la victoria más necesaria del club bilbaíno en mucho tiempo. Ese tanto del ariete navarro castigó -quizás en exceso, eso si- a un Celta que tras encontrarse con el partido de cara con un gol poco habitual no quiso ir a por la puntilla de un rival que parecía en barrena y al que, a nada que lo hubiese intentado, le hubiera podido recordar el 1-6 del pasado año, justo cuando inició la decadencia el segundo proyecto Heynckes en Bilbao. La primera media hora fue un auténtico sopor. Fundamentalmente por dejación de funciones del Athletic, que por el comportamiento de un Celta que hacía lo que tenía que hacer, y muy bien. El equipo bilbaíno, que únicamente presentó dos novedades con respecto al once del desastre de la pasada jornada en Mestalla -una de ellas obligada-, acabó irritando a su propia afición antes de que se llegase al descanso. Y, lo que fue peor para él, recibiendo un gol que plasmó en toda su dimensión la debilidad del bloque defensivo. La primera media hora de la segunda mitad fue clavada a la de la primera, solo que con la impotencia del Athletic, cada vez más acentuada. Con el segundo remate entre los tres palos llegó el primer tanto local. Poco después Urzaiz materializó la remontada local con un cabezazo.