FÚTBOL BASE
León invierte la matemática
La candidatura de León para mandar por encima de las selecciones castellanas quedó ayer patente después de conseguir el combinado sub 18 doblegar a Palencia con amplitud. Tras ir perdiendo nada más empezar el encuentro y empatar a re
Autoritario y firme, León levantó la voz para cursar su solicitud a campeón autonómico sub 18. Valladolid capituló el viernes y Palencia abrió paso ayer a un combinado leonés de gran calidad y sobrados efectivos. La chillona presencia del marcador final es una anécdota por debajo de la imagen mostrada por un equipo local que no se desquició en su fútbol en ningún momento. Fue un encuentro raro que nació entre urgencias, se dejó adormecer durante una hora y terminó celebrando el festival goleador leonés. Nozal puso por delante a Palencia con apenas tiempo para que los leoneses miraran si tenían bien atadas las botas. Herida de orgullo, la selección local se agarró a la raza de Aller, que dibujó la cal de la banda derecha desde el medio del campo y expidió billete de gol para que Murciego lo sellara. Así, con las cosas en su sitio, los leoneses se afanaron en la urdimbre del juego; laboriosos y abnegados. Por contra, Palencia era consciente de su papel de comparsa y se conformaba con patalear a impulsos para recordar su presencia, sobretodo por medio de las maneras de futbolista de Micolta, el mejor de los castellanos. El intermedio marcó ajustes en las filas castellanas, que movieron pieza en el centro del campo para ganar un falso punta de segunda llegada. Todo se quedó en la intención gracias al trabajo infatigable de Bravo, administrador sin lugar a réplica de la sala de máquinas del juego. En medio de la monotonía infructuosa, la expulsión del leonés Robles en el minuto 61 marcó el punto de inflexión del encuentro. En vez de inferioridad, la reducción de efectivos contradijo a la matemática y aumentó el rendimiento, después de que todos y cada uno descubriera que su umbral estaba un paso más adelante. Murciego firmó la primera página del partido con tres goles que se sumaban al de la primera parte, plenos de oportunismo y olfato de ariete. Nada espectacular, pero accesibles sólo a quien sabe vivir en el área. Dignos de su figura de delantero descosido. El partido, con su norte localizado, dio paso a la participación de la nómina de convocados. El juego se abandonó al concurso de méritos y sumó un tanto más de las botas de Bravo, que transformó recogió mediante un penalti el premio a su trabajo.