Un torneo sugestivo

Comienza la Recopa. Un torneo interesante, sugestivo por el que Ademar va a luchar con la convicción de ser un galardón muy importante y posiblemente asequible, un trofeo de los que justifican, bajo la aureola del éxito, toda una temporada. De entrada llega al Palacio el equipo suizo BSV Wacker Thun que en teoría es enemigo eliminable. Claro que para ello Ademar tiene que jugar con mucha más intensidad y acierto de los tenidos ante el Cantabria, en un partido deslabazado con lagunas ostensibles en defensa y en ataque. Un partido que se llevó al ritmo que marcaron los visitantes, con las pausas, las aceleraciones y las propuestas que ellos hicieron. Cierto es que las ausencias por lesiones de jugadores claves en ambas facetas, defensa y ataque, mermó el buen hacer ademarista. Así, la de Vatne en el centro de la defensa, muy bien aprovechada por los cántabros, por donde hicieron y repitieron la misma jugada de pase al pivote que les dio los mejores resultados, a ciencia y «paciencia» del desacierto y el despiste de los locales. Y el ataque, también se impuso el tempo de juego marcado por los visitantes. Sabedores de que el contraataque es una de las principales -si no la principal- facetas del juego positivo ademarista, los cortaron con eficacia, no exenta de «triquiñuelas», en flor. No cabe duda de que tenían muy estudiado y preparado el partido, porque tiempo y jugadores disponibles tuvieron para ello, no así Manolo Cadenas «afectado por el virus de los internacionales». Suerte hubo en que, con la llegada de Julio Muñoz y su debut, cayó sobre el Palacio el maná de los goles y del orden relativo en el hacer sobre la cancha. Mucho mejor, con mayor orden, intensidad y acierto, habrá que jugar frente al Wacker Thun suizo si se quiere conseguir la diferencia de goles suficiente -cifrada en unos seis- si se quiere ir al partido de vuelta con posibilidades fundadas de pasar la primera eliminatoria. Para ello es preciso contar con todos los jugadores, orillando lesiones y golpes que han mermado su capacidad, notándose ostensiblemente -ausencias y golpes- en la confrontación con los cántabros, un equipo irregular, capaz de lo mejor y de lo peor, a juzgar por su marcha quebrada en el campeonato liguero. Con todo se logró la victoria, talmente situada en el alero del Palacio hasta los últimos compases del partido. Realmente era lo importante; porque en juego estaba una baza tal vez decisiva para estar presentes en la Copa Asobal, primero de los torneos y trofeos de la temporada, a jugar concluida la primera vuelta de la Liga.