Sufrimiento y escalada

El choque comenzó muy igualado, aunque eran los locales los que intentaban llevar la iniciativa en el juego. Así, fue de nuevo la inspiración de los dos jóvenes delanteros sevillistas la que a punto estuvo de dar premio al tímido pero perseverante asedio inicial nervionense, aunque Ceballos ganó en el uno contra uno a Reyes, que había recogido dentro del área un preciso servicio de Antoñito. Pasados estos minutos de tanteo, el Racing adelantó su línea de presión y el cuadro andaluz se convirtió en un equipo sin ideas y embarullado en el centro del campo. Los de Preciado eran los dominadores y aprovechaban el carril que les brindaba un Njegus que se resentía de su lesión y que tenía que ser sustituido a la media hora por Oscar. Aun así, fue el conjunto andaluz, cuando peor imagen ofrecía, el que se adelantó en el marcador. Y no podía ser de otra manera que a balón parado. Tomás pisó el esférico para que Casquero, desde la frontal, enviara un soberbio derechazo que hizo inútil la estirada de Ceballos. Acto seguido, fueron los montañeses los que respondieron también a balón parado, pero el cabezazo de Ismael lo sacó en la línea de gol su compañero Juanma, por lo que se llegó al final de la primera mitad con la mínima renta sevillista y con la crispación de la afición local con el colegiado Turienzo Alvarez, muy protestado por los dos equipos. El guión del inicio del choque se repitió tras el descanso. El Sevilla estaba dispuesto a sentenciar, aunque su empuje no dio frutos. El Racing frenó el empuje nervionense y se marchó en busca del empate. Preciado puso entonces en el campo todo su arsenal ofensivo. En el tramo final, el cuadro local se echó definitivamente atrás con la intención de mantener su corta pero válida ventaja.