Ademar le come la moral al Wacker

Mediada la campaña, hace tres temporadas, Wacker Thun descubrió en Berna un portero coreano, Suik-Houng Lee, que incorporó al equipo para reforzarse cara a los play-offs. Las estadísticas que firmó, galácticas para aquella competición, por entonces llamada NHL, revolucionaron al equipo, que había entrado por sorpresa en los play-off pero que, a criterio de los analistas, tras aquel fichaje, podía ser un buen candidato al segundo puesto. Wacker acabó sexto. Todo lo que ganó en los partidos con Lee, lo perdió en calidad de entrenamientos. El equipo se desesperaba ante la dificultad creciente para hacerle un gol a aquella máquina de pararlo todo, y los jugadores perdieron la confianza en sí mismos. Lee tuvo que ejercer de psicólogo en el vestuario, y convencer a la plantilla de que había calidad para hacer grandes cosas. El pasado ganaron la Copa de Suiza y ahora, son líderes arrasando. Peter Bachmann, el técnico helvético, se declara acérrimo seguidor de Phill Jackson, entrenador de los Chicago Bulls. Usa todos los lemas del equipo de la NBA en el vestuario, pero ayer se dio cuenta de que no ha conseguido inculcar al equipo la fortaleza mental necesaria para caminar con dignidad por las situaciones delicadas. Acostumbrado a pasearse por cuantas canchas pisa el equipo en su país, metió el miedo en el cuerpo a León con diez minutos excelentes (5-5), pero en cuanto Ademar colocó el electrónico en 19 minutos en +5 (10-5), se le cayó todo el entramado, y se llevó una soberana paliza. El bloque suizo perdió capacidad para defender, Ademar entró por donde quiso en ataque, la portería quedó sellada con cremallera y el choque se convirtió en una feria de goles especialmente plásticos y hasta alguna frivolité consentida. El centro del 6-0 marista Colón-Julio Muñoz, mejoró cuando Prendes tomó cartas en el asunto. Thun se empeñó en estrellarse contra los palos en los lanzamientos y en dos arreones puntuales, con cuatro carreras seguidas arriba y abajo, el partido se le puso cara bendita para los de casa. La consistencia mental forastera terminó de minarse del todo cuando Ademar resolvió a su favor en el marcador una doble inferioridad por exclusión de Héctor y Prendes, y el primer tiempo ya acabó con cara de paliza. Durante 19 minutos, Wacker había hecho 3 goles... La segunda mitad se convirtió en un catálogo de rotaciones. La retina guarda la imagen de Cartón, desconsolado en el banquillo por falta de acierto, o incluso el experimento de una primera línea con Espigol al centro, y Raúl Entrerríos y Beláustegui (un pánzer pegándose contra la defensa rival) en los laterales. León colocó 14 razones a su favor para estar en octavos de final. A Suiza, a comprar chocolate, y poco más.