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BALONMANO

Ademar hace del viaje a Suiza una jornada de ocio y esparcimiento

Ademar León resolvió sin problemas el desplazamiento a Suiza donde mañana (17.00 horas, Lachenhalle) se mide al Wacker Thun. El buen ánimo marcó la nota predominante.

Publicado por
Miguel Ángel Zamora Enviado especial de THUN.
León

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La ceremonia de los desplazamientos europeos de Ademar se mueve siempre bajo un mismo guión, que si acaso, cambia de personajes, no más. Madrugar más o menos, dependiendo del plan (ayer, excepcionalmente, el equipo partió a la prudencial hora de las 10.15), armarse de paciencia en Barajas (Zürich tiene vuelo directo y no hubo que recurrir al plan de choque contra escalas asesinas y esperas engorrosas), aterrizar en el destino de turno (sonrisas amables en el punto de encuentro con representación del club local, y todas esas cosas) y por una vez sin que sirva de precedente, cenita ligera y a la cama, que dados los horarios -el grupo llegó al destino a las 21.30 horas- no era cuestión de ponerse a entrenar. A la parte no deportiva de la expedición le cupo el gusto de probar algo de «Thun Night», que como día grande de ocio que son los viernes y los sábados para la población helvética, ofreció a los españoles la posibilidad de visitar pubs y restaurantes varios hasta la descocadísima hora de las 23.30, cuando se cierra absolutamente todo negocio público a la vera de los Alpes. Y eso, porque es fiesta. De domingo a viernes, la fiesta se acaba a las 22.15. Pedazo de resacón... Suiza se ha comido las tensiones que dejó Torrevieja. El flojo papel del ex-líder de la Liga española en la pista alicantina contra el colista, puso de uñas el ambiente del vestuario, Manolo Cadenas mediante. Ayer cambió el panorama, y aparte del bautismo oficial de «Nihat» Lamariano (el segundo portero del equipo porta orgulloso una bolsa de viaje de la Real Sociedad, de ahí el apelativo), o de los auriculares estratosféricos de Kristian Kjelling, el asunto no dio para mucho más. Percances menores Hasta el video salió respondón en el bus. Proyectaba «Cuestión de orgullo», una cinta de temática medieval en la que Sir William, el bueno, ganaba un torneo de justas al Conde Ademar, que además de malo, era asesino. Esto ya no es lo que era... Las turbulencias más serias que ha conocido la historia de los viajes aéreos de Ademar dieron cinco minutos de aliciente al vuelo, a unos 200 kilómetros de Zürich, mas no hubo mareos, solamente caras de susto, si acaso, y el primer entrenador, detalle de la casa marista, ha decidido usar este fin de semana un llamativo reloj que le regalaron los suizos en el partido de ida, con el escudo de la ciudad de Thun en la esfera. La Recopa también se abre al ocio en este tipo de romerías.