Diario de León

TENIS

Hewitt, intratable, vuelve a ser Gran Maestro por otro año

Lleyton Hewitt, nacido en Adelaida (Australia) el 24 de febrero de 1981 repite como Gran Maestro tras adjudicarse el Masters Cup 2002. En un gran partido, el australiano sudó para vencer a Ferrero.

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M.G.M. - SHANGHAI.
León

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Por este segundo Masters consecutivo Hewitt recibió un premio de 1.520.000 euros. La recompensa de Ferrero ascendió a 700.000 euros. El desenlace de la finalísima ha dejado a Ferrero con una cierta tristeza. A fin de cuentas este jugador, nacido en Onteniente (Valencia) el 12 de febrero de 1980, tuvo prácticamente encarrilado el partido y, sin embargo, no pudo impedir la vigorosa reacción de ese indomable de la raqueta llamado Lleyton Hetitt, que también repite por segundo año seguido como número 1 del mundo. Ferrero llegó a tener 5-3 a su favor en el primer set, pero se le escapó la manga tras una bola que paró por entender que había sido mala. El árbitro estimó lo contrario y aquello desconcertó al valenciano. Hasta siete juegos seguidos llegó a ceder. Así, no sólo cedió el set por 5-7, sino que empezó el segundo con 0-3. Ese segundo período también se lo adjudicó el de Adelaida por 7-5. Parecía alfombrado el camino para Hewitt. Sin embargo, Juan Carlos no arrojó la toalla. Aceleró su ritmo, se metió de lleno en el partido y anotó el tercer set con 6-2. Continuó dominando la situación. Con 40-0 y un «ace» cerró la cuarta manga para establecer la igualada a dos sets. Antes de ese sexto juego, uno y otro jugador recibieron asistencia. Hewitt acusaba una ampolla en el dedo anular de la mano derecha y Ferrero una herida en el segundo dedo de su pie izquierdo. El quinto set no pudo empezar mejor para Juan Carlos Ferrero. Tras romper el saque de su rival en el primer juego, cobró ventaja de 3-1. El australiano, lejos de perder la calma, activó su sistema de ataque. En el sexto juego logró la igualada a 3. En el décimo zanjó el compromiso con una ruptura providencial. Los dos protagonistas fueron tal para cual con su juego demoledor. Dinamismo al máximo en cada una de sus acciones. Sin tregua. «Noto una sensación difícil de describir», declaró Hewitt tras proclamarse campeón. «Lo he dado todo en el quinto set. Juan Carlos es muy fuerte, así que no tuve más remedio que mantener la capacidad de lucha», añadió.

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