El desmán de la Cultural ciega el futuro
La Cultural ha tenido la oportunidad de su vida para crecer. Después de estar al borde de la desaparición tras el descenso administrativo a Tercera División por impagos en 2011 y de nuevo situarse en el abismo en 2013 cuando no había dinero para subir después de conseguirlo en el campo de juego, la Academia Aspire le dio el oxígeno que necesitaba para progresar como entidad futbolística, tanto en el aspecto deportivo como en el económico con la compra de la sociedad anónima a finales de 2015. Un proyecto serio, en el que está involucrado el gobierno de Catar. Esa seriedad la confirmaba el director general de la Aspire Academy, Iván Bravo, quien afirmaba en aquel momento que la Cultural y Deportiva Leonesa era el único proyecto en España para llevar a cabo un plan deportivo extraordinario.
Algo se ha hecho mal en estos seis años de la academia catarí para que el equipo leonés milite en la misma categoría, la tercera del fútbol nacional, después de una inversión de diez millones de euros. Es el momento de preguntar a Felipe Llamazares por la gestión de esa ingente cantidad de dinero. Presupuestos muy por encima de una división devaluada, que ascendieron a los dos y tres millones de euros por temporada, sólo valieron para subir a Segunda División en la campaña 2016-2017, después de 43 años vagando por el infierno del balompié aficionado. Pero la Cultural no supo aprovecharlo para consolidarse entre las estructuras del fútbol profesional, con una dirección del club a la deriva y sin ningún orden ni criterio.
El desfile de entrenadores desde el desembarco de Aspire no ha cesado. De Luis Cembranos se dio paso a Javier Cabello, y después a Juan Ferrando en plena efervescencia de la propietaria catarí, justo antes de contratar a Rubén de la Barrera para obrar un ascenso histórico a la categoría de plata del fútbol español. Desde el verano de 2018, con el conjunto leonés de nuevo en los campos de barro, ha sido un no parar de preparadores sentados en el banquillo blanco. Víctor Cea, José Aira en una etapa de ida y vuelta, David Cabello, Íñigo Idiakez, Ramón González y el recién presentado Curro Torres expresan por sí mismo que la confección de un proyecto definido y consolidarlo con un técnico referencia nunca ha existido. Tampoco en construir plantillas con la continuidad que necesitan para dar solidez a un bloque, con perspectivas de desarrollar una escuadra con aspiraciones de dotar a León de un equipo profesional que vuelque a todos los leoneses en torno al Reino de León.
La Cultural es un sentimiento para los ciudadanos de esta tierra. Con el rumbo que está tomando el club con cinco entrenadores al mando en poco más de un año, más de 130 jugadores fichados en seis años y diez millones de euros invertidos desde que la mejor escuela mundial de fútbol pusiera sus ojos en la Cultural, el club leonés debe hacérselo mirar para variar esta política actual que sólo conduce al desánimo de una ciudad y de una afición que ya están hartos de aguantar una dinámica que sólo lleva a la depresión del fútbol en León.
Todavía hay tiempo para enderezar el camino, si es que Aspire sigue confiando en León y en la Cultural para edificar el gran club deportivo con el que soñó cuando apostó por una entidad futbolera con las infraestructuras deportivas que para sí quisieran muchos equipos de Primera División. El plan sigue intacto y la esperanza de toda la afición es una realidad, siempre y cuando no se repitan los errores recientes de malgastar muchísimo dinero. Demasiado. Para pagar contratos de seis cifras a futbolistas que se les fichó por tres años y nunca han sudado la camiseta. La gestión para componer plantillas históricas de excesivo gasto, que no de resultados deportivos, no hay por donde cogerla. Los desajustes, más que ajustes económicos, traen unas consecuencias que lo está pagando muy caro la Cultural.
El maná de Aspire no va a perdurar durante toda la vida. La academia catarí ya ha anunciado que rebajará la capacidad económica. Con pólvora de Aspire es muy fácil disparar. Y ya van gastados diez millones de euros. ¿Para qué? Para no volver a cometer los mismos errores de los últimos seis años con la escuela de Catar al frente, con su dinero revitalizador. La llegada de Curro Torres a León y a la Cultural tiene que servir para emprender un camino nuevo e ilusionante. La duda es si con el equipo directivo actual es posible. La experiencia dice que no. Quién deba tomar decisiones, debe hacerlo urgentemente.