Popurri luchístico

Un lector-aficionado nos comentaba que nunca había estado la Lucha Leonesa tan fuera de actualidad como en estos momentos. Que hasta los bolos estaban más de actualidad. Que habría que volver a ponerla de actualidad, a superar cotas de actualidad... Ya, pero la tan reiteradamente invocada actualidad implica avance, innovación, modernidad... Y todo eso conecta poco con mentalidad retrógadas y ancladas en «el aluche de la boina». Y así, por ejemplo, un año más se dejará sin aprovechar el Ribera/Montaña para buscar y tratar de encontrar «alternativas al cinto» (lesionador). O al menos para limitar los efectos desequilibrantes de la báscula. Y que en el resto de los corros -digamos- convencionales, se convierte en efectos disuasorios ante esos mínimos 4 niveles de peso y que el cinto se encarga de «encinchar y asobear a favor de perímetro»... y en favor de lesiones. Efectos no tan colaterales... Probar, ensayar, experimentan... con la «gaseosa Liga por Equipos o el compadrero Ribera/Montaña». Venimos propugnando el cambio de domicilio social federativo, obviamente para el «Edificio Federaciones» anexo al estadio. Pues a ver si aprovechando la mudanza, «se muda» el Monumento a la Lucha Leonesa también para allá: frente al Palacio de Deportes. Exhibirle y aproximarle (a la contemplación y el contacto). Y donde corresponde. Y no alejarle de la contemplación del peatón -leonés de a pie- y sólo asequible al acceso visual de los automovilistas de la rotonda... frente al edificio de la Junta Castellana: osea donde menos corresponde. Toda una afrenta. Y es que entre los leoneses no se ofrece ni se vislumbra un resquicio de autoestima: luchísticoleonesa y leonesa en general ¿Será verdad lo de que «sólo presumen de leoneses los que no pueden presumir de otra cosa? Hipocresías de PP y PSOE, empeñados ambos en atizar la confusión respecto a nuestra propia identidad, con el fin de fomentar la indiferencia e incluso la hostilidad ante el incuestionable hecho diferencial leonés: seña de identidad propia y diferencia. Y se trata de enmascarar vía costumbrismo y tradición cualquier connotación de regionalismo leonés. Y así sustituir lo reinvidicativa y beligerante de lucha leonesa por lo de «típicos y tradicionales aluches». -A este paso ya ni provincia; subprovincia... y demos gracias. Claro que desde León se lo «ponemos a güevo». Costumbrismo versus literatura. Cualquier concesión costumbrista a la lucha ha de servir para hacer literatura; evasivo pretexto literario para pasar de puntillas sobre nuestra seña de identidad y para obviar sus problemas como deporte. Al recientemente desaparecido Kike, con gran dominio de cuanto se relaciona con la lucha, le hemos leído poéticas descripciones de corros de antaño con sabor ancestral y costumbrista. Pero eso no le impedía ser de lo más crítico -constructivo- cuando el caso lo requería. Y así compartir en su día -hace tres décadas- la idea de la gran ocasión perdida para la lucha con el programa «Gran Premio» que la 1.ª de TVE dedicó a nuestro deporte (más bien a nuestros «Pesados» luchadores). Suyo fue el comentario: Gran Premio = Gran Ocasión Perdida. ¿La Lucha leonesa como pretexto literario? Bien está, bien; pero también algo más, algo más... («además de y no en lugar de»). Y tantas cosas habrían de ser replanteadas (luego replanteamientos además de planteamientos... asamblearios y de todo tipo). De la ética y la estética luchística. Que se está haciendo gala de un discutible sentido de la estética? Pues indiscutible si evaluamos el sentido común. En el mundo «creativo» de la lucha el sentido común es un raro don de la providencia. O como escribiera Machado «de diez cabezas nueve envisten y una piensa». Algún aficionado -o puede que «sector» -nos critica que nos pasemos y como que nos ensañemos con «la maravilla del maravilloso corro de Riaño». Nuestro hostigamiento no lo es por la aportación en si, sino para tratarse de una inversión -derroche- supermillonario para la galería política (concesión de la Junta a esa Leonesidad tan consustancial con la Montaña Leonesa) y en absoluto prioritario para la lucha. Un luchódromo cienmillonario para utilizarse el día de la Fiesta y poco más, no merecería el calificativo -cuando menos- de «tontódromo»? Aberrante y esperpéntico. Y para colmo congelante, como el público prácticamente encima de los luchadores -y de la Mesa del Jurado-... y cobrando por entrar. Ante ello ¿acaso más propio calificarlo de vergonzoso. Y si lo prefieren en pareado: el coliseo de Riaño / para una o dos veces al año / y fallando hasta el tamaño / el diámetro es un apaño / cuando «respingan» de daño /suena cual intimidad de baño / y el «rugido del rebaño» / desde la grada en un paño / torna el aliento en ensaño. / ... Sobre el circulín de antaño / el gran derroche de hogaño.