PRIMERA DIVISIÓN
El excesivo respeto puede con el fútbol
Alavés y Valencia firmaron en Mendizorroza un decepcionante empate sin goles que vino a castigar el excesivo respeto que reinó en el campo a lo largo de los noventa minutos, lo que mantiene a los albiazules en la zona peligrosa
Pese a la necesidad de incrementar el casillero de puntos, se dejó poco margen para el lucimiento en ataque y las pocas ocasiones de gol fueron dilapidadas por unos y otros. Fruto de ello resultó un partido de perfil áspero, salpicado de excesivos fallos en el centro del campo, de poca calidad técnica y con escasas llegadas de gol. El Alavés rayó a un buen nivel en los primeros minutos y merodeó con mucho peligro el área de Cañizares. En su afán por defender la integridad de su equipo, el portero de Pertollano chocó (m. 14) de forma fortuita con el mediapunta hispano-holandés Jordi Cruyff y se retiró lesionado con un esguince en la rodilla, con posible afectación en los ligamentos. A partir del cuarto de hora, el equipo de Raa Benítez se asentó sobre el césped de Mendizorroza y amortiguó el dominio local con una perfecta presión sobre los jugadores de creación albiazules. Completamente maniatado su rival en defensa, el Valencia empezó a sembrar el pánico ante la, una vez más, indecisa defensa vitoriana, en la que el incombustible Karmona trabajó a destajo para contrarrestar algunos despropósitos de Geli y Téllez. Vicente y Angulo, éste en un solitario mano a mano con Dutruel, malograron dos clarísimas ocasiones de gol en los minutos 27 y 38 respectivamente para inaugurar el marcador. Rafa Benítez, sin embargo, tampoco hizo una apuesta decidida para lograr los tres puntos al prescindir de un desacertado Carew para dar entrada a Baraja, con objeto de reforzar el centro del campo y dejar únicamente en punta a Juan Sánchez. De hecho, ambos equipos se profesaron un mutuo respeto a lo largo de los noventa minutos y el equilibrio fue la tónica predominante, sin que nadie expusiera más de lo estrictamente necesario para cosechar un mayor botín. José Manuel Esnal «Mané» recurrió a Rubén Navarro y Adrian Ilie cuando su equipo mostraba una mayor languidez ofensiva, pero nada varió la decoración. El partido, al que el colegiado le añadió el picante necesario con un arbitraje desconcertante, estaba predestinado a una igualada sin goles pese a que tanto vitorianos como levantinos buscaron consistencia el gol en la recta final. Juan Sánchez desperdició (min 77) un nuevo mano a mano ante Dutruel y, a renglón seguido, un disparo de Astudillo se marchó fuera lamiendo el poste derecho. Sendos errores sirven a la perfección para resumir un mal partido.