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BALONMANO

Ademar deja casi lista la eliminatoria con el Hafnarfjördur (29-21)

Ademar León estará en los cuartos de final de la Recopa. No es mucha novedad. La premonición que lanzó el sorteo tomó forma material en el Palacio, en apenas sesenta minutos de octavos de final, y la escuadra de Manolo Cadenas arrancó

Publicado por
Miguel Ángel Zamora Redacción - LEÓN.
León

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Bendita sea la natalidad islandesa. Si Halldor Ingóllfsson no hubiera tenido la feliz idea de programar para este fin de semana el nacimiento de su segundo hijo, Ademar podría haberse metido en un jaleo de dimensiones europeas. El capitán del Haukar Hafnarfjördur, alma máter del equipo y brazo ejecutor de la primera línea nórdica, se perdió por tales motivos familiares el choque de ida ayer en León, y dejó desasistido a su equipo, que acabó perdiendo por nueve goles un partido que siempre anduvo en ventajas de seis para León. A Dios gracias. Haber viajado a Reykjavik con un fondo de en torno a los cinco tantos de margen hubiera sido un riesgo innecesario, cuando entre la calidad de aquellos y de estos, media un mundo. Pero Ademar salió vago al Palacio. A medio camino entre las dificultades que planteó el 3-2-1 islandés y los errores no forzados con firma española -en los primeros nueve minutos, León ya había perdido cinco balones, sumando faltas técnicas y errores- el partido resultó un compendio de ires y venires que, cosa curiosa, terminó con un triunfo que, aún largo en cuantía, parece menos por el sabor agridulce que dejó la tarea en cancha. Sin novedades Nadie rompió el guión previo. Cadenas propuso un 5-1 defensivo con Raúl Entrerríos de avanzado, que funcionó solamente a ratos, y en ataque concedió el siete base a los jugadores de más peso en el actual entramado. Sigurdsson se quedó con el 3-2-1 que venía probando en las dos últimas semanas y decidió que al margen de los titulares, no había mucho más que elegir, así que con los mismos que empezaron el partido, tiró casi hasta la recta final. La irrupción de Héctor en la plaza de ataque de Colón fue la novedad más destacada de los primeros diez minutos. Españoles e islandeses cambiaron goles a ritmo de diesel hasta que el partido pidió otros argumentos que los que confería Julio Muñoz a la primera línea en el central. Raúl Entrrerríos se dedicó entonces a surtir balones a Kjelling y Metlicic con algo más de fluidez que hasta entonces, y la participación de Castresana en defensa también generaba algo más de fundamento al trabajo atrás. Así que el partido empezó a abrirse (13-6 min.22''44). A los efectos de dos exclusiones casi consecutivas de Héctor, Ademar encontró sus primeras dudas. Aderezado el juego leonés por toda suerte de balones perdidos y de contraataques con destino cero, el brazo implacable de Pauzolis empezó a causar estragos en los lanzamientos de nueve metros, y cuando al primer tiempo le faltaban todavía tres minutos para el cierre, el lateral izquierdo lituano ya sumaba seis chicharros en su casillero particular. Mejor con cambios El descanso hizo ver a Cadenas la conveniencia de un cambio a defensa 6-0 para evitar la necesidad de grapar otro folio al memorándum anotador del mejor artillero que ayer traía el rival, y destapó otra de las teorías que guarda en el coco el técnico de Valdevimbre: su gusto por jugar en primera línea con tres diestros. Devolvió al errático Kjelling a cancha por la izquierda, pasó a Entrerríos al medio, y dio minutos a la derecha a Julio Muñoz. Haukar acababa de quedarse con cuatro jugadores, por exclusiones de Olafsson y Pauzolis, y el marcador se disparó (27-19). El atisbo de rotaciones en el campeón de Copa de Islandia surtió efecto mínimo, a la vista de la mejora notable en las prestaciones de Kasper bajo los palos, y el partido murió plácido, como de inanición, más que por estocada certera. La vuelta debiera ser un trámite. Debiera es condicional...