El Valencia saca un meritorio empate

Los valencianistas se vieron agobiados en la segunda parte, en especial tras la tonta expulsión de Angulo a falta de veinte minutos. En ataque el equipo español apenas existió. Sólo Carew dio muestras de peligrosidad. El Valencia dio perfecta réplica al Arsenal en el primer periodo con juego acelerado, de gran rapidez, pero descontrolado, sin tiempo para pensar y con escasas ocasiones de marcar. Los dos equipos practicaron un fútbol muy físico, de mucha presión en todo el campo. Antepusieron el músculo a la calidad por lo que el encuentro se tornó contrario a los jugadores estilistas, como Aimar, que luchó mucho pero que estuvo algo perdido en la conducción del juego de su equipo. Con el centro del campo convertido en una parcela llena de piedras, de lucha titánica por el control del balón que no era de nadie, el conjunto de Rafa Benítez se mostró muy sólido en la faceta defensiva, aunque sin aparecer apenas en ataque. El Valencia no elaboró nada de fútbol y se limitó a balones largos y perpendiculares en busca del gigante Carew, que estuvo muy marcado y solo. Pero al menos el conjunto valencianista no pasó apuros en su defensa, ni cuando a partir del minuto veinte el Arsenal adelantó sus líneas y echó atrás al equipo de Benítez. Pires, Bergkamp y Henry se desplazaban constantemente a la banda izquierda por lo que Curro Torres y Angulo tuvieron que trabajar a destajo, privando al último de sumarse al ataque. Pero Palop apenas tuvo que intervenir porque la artillería londinense estuvo bien controlada. La mejor ocasión inglesa fue un centro de Bergkamp que no acertó a rematar Ljunberg. Poco después el portero valencianista tuvo que arrebatar el balón a Henry. En el segundo tiempo el Arsenal salió en tromba, imprimiendo un ritmo frenético que puso en agobios a la defensa valencianista. El rodillo londinense pasó por encima de la primera línea de contención del Valencia, superó a Albelda y Baraja y encerró al conjunto español en las cercanías de su área. Ahora si que se vio a Palop en grandes intervenciones. Si al Valencia no le duraba nada en su poder el balón, si ya estaba agobiado, pasó a sufrir mucho más cuando se autoexpulsó Angulo a falta de veinte minutos al propinar un codazo a un rival delante de las narices del árbitro. Arsene Wenger pone sobre el terreno de juego a un delantero, Wiltord, y Benítez responde colocando a Marchena por Aimar. Poco después entra en el campo Kanu por Pires. Toda la artillería londinense es incapaz de hacer un gol a un acorralado Valencia. Porque en el último suspiro, con Palop batido, sacó el balón debajo de su portería Marchena. Y lo que es el fútbol, un instante después fue Campbell el que sacó un balón a remate de Carew.