El golazo de Correa no es suficiente
La recuperación del Atlético que se había atisbado frente al Rayo Vallecano (2-2) después de una racha de cuatro derrotas consecutivas en la Liga se vio frenada en La Cerámica por el Villarreal, que a base de buen fútbol y ambición fue capaz de remontar antes de la hora de juego y puso contra las cuerdas a los rojiblancos. Sin embargo, poco después de que Diego Pablo Simeone acertase con los cambios para reanimar a un Atlético que entonces estaba muerto, el Villarreal se vio golpeado por un tanto firmado por un goleador inesperado, Kondogbia, que acabó expulsado en el descuento.
El Atlético reaccionó tarde para salvar un punto, pero al menos evitó quedarse sin los tres, después de haber sido arrollado en la primera parte de un partido extraño en el que el defensor del título mostró dos caras y el Villarreal desnudó muchas de las carencias del vigente campeón. El encuentro lo pudo ganar cualquiera y, en la recta final, después de que el equipo de Unai Emery sufriese, fue el Atlético, al que no dejaron de llegar, porque le sigue faltando control y contundencia defensiva, el que acabó pidiendo la hora.
La decisión de Simeone de llevar a cabo tres sustituciones a la vez y cambiar de nuevo el sistema olvidándose del 4-4-2 después de dos encuentros seguidos con actuaciones convincentes en la Liga y la Copa, resultó determinante para que el Atlético no cayese en La Cerámica y se provocase un giro de guion. El Villarreal pasó entonces de dominador y triunfador a verse superado por el Atlético en el terreno de juego e igualado en el marcador, tras un encuentro con dos partes para cada equipo y un empate que al final hizo justicia, pese a que los colchoneros estuvieron en el alambre entre tantísimo caos.
El Atlético salió de milagro vivo de una primera parte que tuvo de todo, pero en la que el Villarreal fue muy superior a un equipo rojiblanco que entonces apenas olió el balón y volvió a mostrar excesivas debilidades defensivas. Lo mejor para el conjunto de Simeone fue el empate al descanso, porque el Villarreal, con un alto ritmo y una presión incansable, le borró del campo durante los primeros 35 minutos. Sin embargo, fue el Atlético el que se adelantó en el marcador, con un golazo de Correa desde casi 50 metros al cortar una línea de pase de Parejo en el medio campo y culminar con un derechazo espectacular. En pleno acoso local, el árbitro señaló un muy discutido penalti por mano de Lemar que detuvo Oblak en el minuto 23 pero que acabó en la red tras un tanto con la cadera de Parejo que anuló Alberola Rojas. Lo hizo tras ser llamado por el VAR por entender que el jugador madrileño se había ayudado con la mano. Ante tan confusa jugada, el colegiado no dudó para dejar sin validez el gol del Villarreal, que con el balón como aliado y encerrando al Atlético había convertido el duelo en un monólogo amarillo.
El Villarreal logró ponerse por delante pero los madrileños terminaron empatando en un partido con buen ritmo y ocasiones para ambos equipos.