Balonmano | Campeonato de Europa
España pone en juego su corona
Los Hispanos inician mañana frente a la República Checa un camino que esperan completar con su tercer título continental consecutivo Suecia y Bosnia, sus otros rivales en el grupo E
La selección española de balonmano afrontará en el Europeo que arrancará mañana jueves en Hungría y Eslovaquia el reto más difícil al que se ha enfrentado en los últimos años, demostrar que sigue siendo capaz de pelear por el podio con una nueva generación de jugadores. Una difícil tarea en la que muchos han fracasado con anterioridad, como le ocurrió a la selección sueca, que tras dominar el balonmano mundial en el tramo final de la década de los noventa y los inicios del siglo XXI tardó catorce años en volver a disputar la final de un gran torneo internacional.
Poco importan ahora los dos títulos consecutivos de campeón de Europa conquistados por los Hispanos en las dos últimas ediciones del torneo o las medallas de bronce conquistadas el pasado año en el Mundial de Egipto y los Juegos de Tokio. España se enfrentará en esta ocasión no sólo a sus rivales sino al recuerdo de un pasado reciente plagado de éxitos, que debe servir como un trampolín para los nuevos internacionales y no como una carga imposible de sobrellevar.
La ausencia de jugadores como Raúl Entrerríos, Aginagalde, Morros o Sarmiento que han sido santo y seña de la selección durante la última década, así como la baja por lesión de Alex Dujshebaev han abierto un período de incertidumbre sobre el rendimiento del equipo español.
Un equipo renovado
Una sensación de nostalgia que parece afectar más de puertas afuera que dentro de una selección que vive con una mayor normalidad el relevo generacional que se producirá en este Europeo. Y es que pese a las numerosas caras nuevas el equipo español seguirá contando en sus filas con un nutrido grupo de jugadores que han sido fundamentales en los éxitos recientes, así como con una idea de juego que no variará con la llegada de los nuevos internacionales.
En este sentido, el carácter coral del juego de los Hispanos, un equipo en el que como siempre recalca el seleccionador Jordi Ribera en cada partido, un jugador distinto puede ser el protagonista debería facilitar la transición.
No obstante, la ‘nueva’ selección española necesitará un tiempo para adquirir los automatismos y la madurez competitiva que le llevó a transmitir en los últimos campeonatos la sensación de manejar en todo momento el devenir de sus encuentros. Un trabajo que parece más avanzado en la parcela defensiva donde Peciña, que a sus 32 años debutará en una gran competición internacional, paree mezclar a la perfección con Guardiola en el eje de la defensa 6-0.
Igualmente buenas han sido las sensaciones dejadas por Miguel Sánchez-Migallón, que ya sustituyó con éxito a Viran Morros en el tramo final de los Juegos de Tokio, como ancla de la defensa 5-1 en la que el debutante Kauldi Odriozola parece el jugador idóneo para desempeñar el papel de avanzado que le ha encomendado Jordi Ribera.
En ataque todas las miradas estarán puestas en la nueva pareja de centrales que conforman Casado, de 25 años, e Ian Tarrafeta, que cumplió 23 la pasada semana.
Los Hispanos deberán rendir desde el primer momento si quieren alcanzar una de las dos primeras plazas que dan derecho a disputar la segunda fase, tras quedar encuadrados en el primer turno con las selecciones de la República Checa, Bosnia Herzegovina y Suecia, la vigente subcampeona mundial. El duelo con los escandinavos se antoja como la clave para poder acceder a la segunda ronda, en la que España se encontrará previsiblemente con rivales de la talla de Noruega o Alemania, con opciones de poder alcanzar las semifinales.