Pogacar marca terreno con un triunfo de etapa y el liderato
El maillot amarillo no aparecía en la programación de Tadej Pogacar al término de la sexta etapa, pero el esloveno, ambicioso y sin piedad, se lanzó a por la victoria en un terreno que no es el suyo y, gracias a las bonificaciones, se enfundó la prenda que le designa como líder. El ganador de las dos anteriores ediciones y máximo favorito para la actual se ha mostrado imperial en todos los terrenos y ha dejado en papel mojado las intenciones de otros ciclistas de poner en cuestión su superioridad.
A sus 23 años, Pogacar fue el mejor en la contrarreloj inicial de Copenhague, en los adoquines de la quinta jornada en Arenberg y también en el final accidentado de este jueves en Longwy, paso a paso en busca de un liderazgo que los observadores pensaban que no llegaría hasta la etapa de este viernes con final en La Planche des Belles Filles. La exhibición de fuerza de los dos últimos días no solo le ha llevado hasta el primer puesto de la general. Además, supone un golpe moral a sus rivales, que ven como se desvanecen las posibles griegas en la armadura del esloveno.
Pogacar tuvo que enfriar un poco los ánimos y asegurar que mantener el amarillo no será una prioridad. La única en su equipo es que, por tercer año consecutivo, su jefe de filas lo luzca en los Campos Elíseos. «Si hay una escapada larga no vamos a obsesionarnos», dijo el esloveno que, sin embargo, no ocultó que ganar en La Planche des Belles Filles sería especial.
En cuanto a la etapa de mañana toca la Planche des Belles Filles, que se ha hecho un hueco entre los mitos del Tour de Francia, situada ya en la lista de monumentos que comparte con Alpe d’Huez o Mont Ventoux y que el pelotón visitará por sexta vez.