Una manita para sellar el liderato
El Real Madrid despejó las dudas de dos malos resultados seguidos con la contundencia que impulsó su triunfo más holgado de la temporada (5-1), castigando con dureza el atrevimiento del Celtic en una goleada que nació desde dos penaltis por manos, con la que se reencontró con su identidad para cumplir el objetivo de acceder a octavos como primero de grupo el único superviviente español en la competición.
Los destinos del fútbol son inescrutables. Después de todo lo ocurrido por la mano señalada a Marco Asensio ante el Girona y la indignación madridista por una interpretación de la norma que costó dos puntos, a los veinte minutos de su duelo europeo ante el Celtic ya tenía el primer puesto de grupo en su bolsillo tras dos penaltis. Por manos.
Ambas indiscutibles. De las que ocupan espacio y frenan disparos rumbo a la portería. De Fede Valverde primero, de Rodrygo después. Un castigo a la valentía del Celtic. Sin nada en juego en el Santiago Bernabéu como para ver afectada su identidad. Una presión alta suicida si enfrente tienes a jugadores de la velocidad como los del ataque madridista. Si el sufrimiento inicial se superaba, se haría daño. Y la primera vez que el Real Madrid pisó área rival, Hart sacó el disparo raso de Rodrygo y el rechace acabó en la primera pena máxima.
Sin Benzema, en el banquillo de inicio porque aún no está al cien por cien tras un nuevo parón, fue Luka Modric el que lanzó el primero. Al Real Madrid le iba bien el plan de partido que le presentó el Celtic. Atraer al rival y castigarle al contragolpe era tentador. Si Vinicius hubiese tenido un día de mayor finura en la definición, los de Ancelotti habrían firmado una goleada ya al descanso.
Por su parte, el Celtic se topó con uno de esos días en los que Courtois parece imbatible. Un partido que necesitaba el belga que dio síntomas de desesperación ante la falta de actitud defensiva en Leipzig. Sin conseguir aún dejar su puerta a cero en LaLiga. A las llegadas del equipo escocés le faltaron precisión, cuando perdonó Furuhashi y Hatate, y le sobraron el acierto del portero madridista.
Ya ganaba 2-0 el Real Madrid por la segunda mano que no desaprovechó Rodrygo para marcar de penati, cuando llegó la exhibición de Courtois recuperando un nivel que hasta el momento no había mostrado este curso. Tres paradas previas a su gran intervención en un penalti innecesario de Mendy, desbordado por Abada en velocidad, yendo al suelo y arrasando con todo pese a que tocase el balón. La ejecución con potencia de Juranovic la adivinó Thibaut para salir ganador.
Era imposible mantener la exigencia física sin acusar los golpes. En uno de esos partidos en los que se juega a lo que quieren los eternos Kroos y Modric, el Celtic fue menguando en el segundo acto y acabó siendo castigado con dureza por la contundencia ofensiva del campeón de Europa. El buen partido de Marco Asensio en su segunda titularidad del curso, encontró el premio del gol tras el pase atrás de Carvajal. Y la cuenta pendiente de Vinicius en el partido la saldó repitiendo la misma acción del Girona, con el pase tenso de Fede Valverde desde el costado derecho.
Con el primer puesto asegurado y las dudas despejadas, aprovechó Ancelotti para dar rodaje a Benzema con el objetivo de recuperar sensaciones, y minutos a los menos habituales. Mientras Courtois seguía a su partido, sacando el latigazo de Giakoumakis antes de que Valverde sumase un nuevo tanto para cumplir la apuesta por Ancelotti. Desde el borde del área firmó el quinto que precedió a la falta perfecta de Jota en el tanto del honor del Celtic. El triunfo más holgado del curso madridista. El único equipo español que avanza a octavos y que espera rival en busca de una nueva gesta.