«El rugby me ha hecho cumplir mis sueños y superar las trabas que te surgen en la vida»
Diego Vidal no olvidará nunca la fecha del 29 de agosto de 2022. Ese día vestía por vez primera la camiseta de la selección de Brasil de rugby debutando como internacional en el deporte del balón oval. Leonés de Puente Domingo Flórez los avatares de la vida lo llevaron a recibir la llamada de la Federación del país sudamericano del que es originaria su madre. Y no se lo pensó. A caballo entre León y Brasil se ha convertido en un fijo para los ‘tupís’ como se le denomina cariñosamente a la selección. Y en poco más de un mes debutará también en la Superliga Américas como referente de la franquicia brasileña de Cobras. Enfrente otros seis equipos y un camino que para Diego tiene al rugby como una razón de vida. Y también de superación.
—De León a Brasil y a vestir la camiseta de la selección sudamericana. ¿Cómo se vive todo esto?
—Con mucha ilusión Para mí el rugby se ha convertido en una forma de vida. Desde que empecé en la Universidad y gracias a mi hermano pude empezar a descubrir un deporte que para mí representa mucho y en el que he ido cumpliendo etapas.
—Una de ellas es poder vestir la camiseta de la selección ‘tupí’.
—Por circunstancias de la vida se me planteó la posibilidad de poder jugar con Brasil. Yo soy español de León y mi madre es brasileña. Precisamente esa opción de poder ser seleccionable fue la que me abrió las puertas a poder jugar con Brasil. Y así llevó nada menos que seis partidos internacionales con ellos.
—¿Cómo lo acogieron?
—Muy bien. Me abrieron las puertas de par en par y me encontré como en mi casa. Gracias a los compañeros y responsables de la Federación y el equipo la integración ha sido maravillosa.
—Y además en el estreno victoria. No se puede pedir más.
—Fue una experiencia increíble. Jugábamos el Tres Naciones contra Colombia y sacamos adelante el partido. Algo que no olvidaré nunca.
—¿Es muy diferente el rugby europeo al de sudamérica?
—Existen diferencias. En Europa el nivel es sobresaliente. Y allí también es muy alto. En el apartado del juego el europeo es más rápido y dinámico. Abierto y veloz. El sudamericano, por su parte, tiene una mayor carga de contacto, es más físico. Para mí ha sido un desafío importante que no tengo una altura elevada y el tamaño corporal no es tan grande. Pero he sabido adaptarme bastante bien.
—De pequeño se te daba bien el fútbol. ¿Qué te llevó a cambiar por el balón oval?
—Fue cuando empecé la Universidad. Era el año 2017. Uno de mis hermanos que tiene un año más que yo me apuntó al León Rugby. En ese momento el rugby fue una importante vía de escape a nivel mental para mí. Nada menos que me ayudó a superar la depresión y la ansiedad. Estaba pasando unos malos momentos y me ayudó a cambiar de camino y labrarme el más adecuado. Dejé la Universidad de Salamanca y me matriculé en la de León. No puedo olvidarme de todo lo que ha pasado hasta llegar a donde estoy ahora. Ni de ese primer año en el León Rugby donde dos lesiones de clavícula me impidieron jugar lo que quería, ni tampoco del año siguiente en el que ya todo rodó de una manera adecuada. Después de mi etapa en el León Rugby Club surgió la oportunidad de realizar un Erasmus y para mí también la de viajar a Turín. Allí hice una prueba por el equipo de la ciudad que jugaba en la Serie A. Y a pesar de mi poco tiempo en el rugby logré entrar. Luego ya de vuelta a España pude jugar un año en El Salvador. Fue un año que también me marcó. Y sin duda una de las personas que lo hicieron fue la de mi entrenador aquel año. Además jugar al lado de Vicente del Hoyo, Víctor Sánchez o Martin Du Toit fue un sueño hecho realidad.
—Luego viaje a Irlanda para seguir creciendo como jugador.
—Jugué en el Ballynahinch RFC. Todo iba bien hasta que una lesión de clavícula me llevó al dique seco. Menos mal que ahí estaba el doctor Jesús Fernández y el fisio Javier García Toral. Era mi tercera lesión de ese tipo y pensé que todo se acababa. Pero sus manos mágicas lo impidieron.
—Y ahora toca otro nuevo reto como es la Superliga de las Américas.
—Jugaré en la franquicia brasileña del Cobras. Va a ser un reto importante porque vamos a enfrentarnos durante casi cuatro meses a otros seis equipos, entre ellos loa argentinos de Pampas y Dogos, el uruguayo de Peñarol, los Raptors de Colorado en Estados Unidos y el representante de Chile. Va a ser muy bonito.
—Y de ahí a intentar hacer realidad otro sueño.
—Sin duda. El Mundial de 2027 está en mi mente y espero ayudar a Brasil a que pueda luchar por ese bonito objetivo.