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Un solitario gol de Ousmane Dembélé le dio la victoria al FC Barcelona frente al Atlético de Madrid en el Metropolitano. RODRIGO JIMÉNEZ

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León

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Una individualidad de Pedri, con una conducción en el minuto 22 que dinamitó la estructura defensiva del Atlético de Madrid y fue transformada en el gol decisivo por Ousmane Démbélé (0-1), marcó la diferencia en el Metropolitano a favor del Barcelona, con una victoria salvada en los instantes finales por Araujo y que lo destaca en el liderato, tres puntos por encima del Real Madrid, segundo, mientras se libra del equipo rojiblanco; un rival menos en sus aspiraciones de ganar la Liga. Derrotado el sábado su inmediato perseguidor, el conjunto azulgrana aprovechó la ocasión en un partido de los marcados en rojo, cuya exigencia rebasa otros desafíos, por el escenario, por la presunción del rival, por la competitividad que requirió del Barcelona, cuyo encuentro no será recordado por la calidad, ni por un fútbol brillante, ni por una cantidad de ocasiones, pero sí porque ganó en el Metropolitano. Jugó con el crono cuando debió hacerlo, cuando más le interesaba, para tener el triunfo.

Y reafirmó, por encima de todo, su primera posición de la tabla. Ya no está en el foco, por ejemplo, del Atlético, a 14 puntos. Y fuera, incluso, de las plazas de la Liga de Campeones. No le alcanzó con la reacción con la que respondió al 0-1 en contra, ni con las ocasiones que dispuso en el tramo entre el gol en su portería y el descanso, cuando de verdad se creyó que sí podía ganar al Barça. Antes no lo visualizó.

No es el Barcelona de otros tiempos incontestables. Ni siquiera se acerca. Pero su liderato es una condición que impone. Aún sin Messi, tan determinante siempre en el pasado, aún sin Robert Lewandowski, fuera de acción por la sanción de tres encuentros, la precaución, el respeto, realmente el temor, subyace en Simeone cada vez que lo enfrenta con su Atlético.

La estructura de Simeone voló por los aires con un movimiento tan simple como una conducción. De Pedri. Palabras mayores. El internacional español se retrasó unos metros, agarró la pelota y se sintió tan liberado que empezó una conducción inalcanzable para cada uno de los defensores que se acercaron en su paso ligero hacia el área. Para cuando entró en el terreno definitivo, ya había desbordado a unos cuantos oponentes con una simpleza inusual en un partido de tanto calibre, con la ocasión que le concedió el Atlético de llegar hasta ahí. Cuando sintió el apuro encontró a su lado a Gavi, que, a su vez, halló más a su derecha a Démbélé, tan solo, tan cómodo, que su gol ya no admitió duda.

La réplica de Llorente la atrapó Ter Stegen, pero ya era un partido con menos ebullición, entre la oportuna intervención de Araujo sobre la línea a un remate de Griezmann, entre la celebración de mucho más que una victoria. El Barcelona es más líder tras un partido donde no brilló, pero tampoco sufrió en exceso.