Un épico Ademar se apunta a la fase final de la Copa del Rey

Final de infarto, moneda al aire, tremenda reacción en la segunda parte —pese a las bajas— y a la fase decisiva de la Copa del Rey (27-28). Sí, parece un guion de película épica, como la mayor parte de encuentros de los leoneses esta temporada. Y no siempre hay final feliz, pero hoy, contra un Anaitasuna que se fue al descanso seis arriba, pocos se hubieran subido al barco de Cadenas.

Cuatro minutos y medio tardó el Abanca Ademar en inaugurar el marcador. La sólida defensa de los navarros —que enseguida se colocaron 3-0— impidió los lanzamientos de larga distancia y dificultó la circulación de balón de los leoneses. Cadenas no tardó en parar el encuentro (4-1) muy descontento con la puesta en escena de los suyos, sobre todo atrás. Y surtió efecto en parte, porque Anaitasuna enseguida volvió a encontrar las costuras en la retaguardia marista, sobre todo por los extremos y el lateral defendido por Deividas (7-5, minuto 13). Las continuas pérdidas del Ademar en ataque —y los fallos en el lanzamiento, incluso desde los siete metros— abrieron la brecha hasta el +5 (11-6). Tampoco ayudaba a paliar la sangría Saeid bajo palos. 

Volvió milagrosamente Zanas, aunque poco aportó el central. La pasmosa facilidad que encontraron los navarros para anotar desde todas las posiciones y la pólvora quemada del cuadro leonés arriba —algo que no suele ser habitual— hicieron saltar todas las alarmas a siete del descanso. Era un bloqueo general, un hacer la guerra cada uno por su cuenta que empezaba a decantar la balanza en favor de los locales demasiado pronto (13-6). Segundo tiempo muerto del de Valdevimbre estéril. La ansiedad por acortar distancias cuanto antes provocó desconcierto entre los jugadores que se tradujo en lanzamientos precipitados y pases mal dados (16-10, minuto 30).

Pocos auguraban la tremenda salida que esta vez sí protagonizaron los de Cadenas en el segundo acto con un parcial de 5-0 que de nuevo les metía en la lucha por el triunfo. Castro, desde los siete metros, ponía las tablas dos minutos después (17-17).  Ahora sí había buenas circulaciones, mayor compromiso defensivo y paradas de Saeid. Todo ello en una tormenta perfecta que Anaitasuna no vio venir. 

Juan Castro sin duda se echó el equipo a la espalda. Tomó la responsabilidad y contagió al resto de sus compañeros. Pero quedaba tela por cortar. Dos acciones discutidas por Ademar dejaron al equipo con dos excluidos, aunque lejos de venirse abajo, esta vez salió la garra y el coraje de todos. A siete del final, los leoneses se pusieron por primera vez uno arriba (27-28). De ahí pasaron a un +3 que parecía decantar la balanza de forma definitiva. Pero nada más lejos de la realidad. No hay partido tranquilo este año y en el último suspiro, un pasivo dejaba a Anaitasuna el balón para empatar  y forzar la prórroga. Máxima tensión. Sin embargo, esta vez sí la buena defensa leonesa —irreconocible para bien en el segundo tiempo— evitó el susto. 

Gran reacción del Ademar, que ahora afrontará la Copa Asobal con un chute de optimismo y tranquilidad en el banquillo.