El Madrid aún no pierde la fe
Con rotaciones y aplicando a rajatabla la ley del mínimo esfuerzo en el típico choque de entreguerras, la tradicional pegada del Real Madrid bastó para noquear a un Celta de lo más tristón en el Bernabéu (2-0). Tan tímido que apenas hubo noticias del viejo Aspas y del joven Veiga, deseo de poderosos clubes de la Premier y al parecer también del propio conjunto blanco. Una diana de Asensio -en estado de gracia desde el Mundial- y otra de Militao en momentos clave, al final del período inicial y el comienzo del segundo, permiten a los madrileños seguir soñando con una caza imposible al Barça. A Carletto se le veía molesto en la media hora de apertura. Seguramente, por la actitud de sus jugadores en el primer partido del maratón antes de medirse al Manchester City en la semifinal de Champions que encandila a Europa. De hecho, fue el propio técnico el que entendió la coyuntura e introdujo cinco cambios en el once respecto a Stamford Bridge. Lo más extraño, no darle continuidad a Rodrygo pese a su doblete extraordinario ante los ‘blues’.
Como no pasaba nada, el público echaba de menos a Kroos y Modric, titularísimos pese a su edad, y se quejaba de un césped maltrecho que dificultaba la circulación de balón, el toque fino y el control sutil. Tan mal está el pasto de Chamartín, según los expertos por el polvo que causan las obras, que el club blanco sopesa cambiarlo de nuevo para la batalla ante el City. Sería el quinto césped del curso y cuesta unos 500.000 euros. Pisó ligeramente el acelerador el Madrid y la primera vez que logró contragolpear descerrajó a los celestes. Aspas anduvo torpe, Camavinga le robó la cartera, Ceballos percutió, Vinicius se internó y Asensio acertó con la colaboración de un defensa. Así de sencillo, y de difícil. La pegada de los grandes. Ya son cuatro goles del balear en los últimos siete partidos y 15 asistencias en el curso de Vini.
Desde el córner, nada más iniciarse el segundo acto, Militao puso el 2-0 de cabeza.