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Antonio Martínez y Juan Castro se dan un último abrazo en el Palacio de Deportes, en el derbi del Abanca Ademar frente al Atlético Valladolid. FERNANDO OTERO

León

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Día para las despedidas en el Palacio de Deportes (39-32). Una buena parte de la plantilla no continúa la próxima temporada, entre ellos Antonio Martínez, que recibió un homenaje más especial que el resto de sus compañeros. Y no es para menos. El extremo leonés brindó una última ‘faena’ espectacular, a la altura de lo que ha sido este curso, con quince goles y la promesa de que volverá en el futuro. Ojalá así sea, porque el Ademar pierde al mejor fruto de su cantera en décadas y cualquier recambio se antoja insuficiente. Sin perder la compostura, como no podía ser de otra manera, se echó el equipo a la espalda para noquear al Valladolid en un derbi descafeinado que los de Cadenas resolvieron en un gran segundo tiempo. También día para decir adiós a la Liga en casa, otra mala campaña que aleja a los pupilos del de Valdevimbre cada vez menos cerca de los gallitos y sobre todo de Europa. Poco importaba, por cierto, el encuentro en sí, si acaso por aquello de la rivalidad, pero nada más.

Ademar inició el derbi con ritmo y ganas de regalarle a una afición siempre fiel una tarde alegre desde el minuto uno, sin falta de tensión, desconcentraciones ni medias tintas. El Valladolid, por su parte, necesitaba puntuar para certificar de forma matemática su salvación y aguantó el pulso los primeros minutos hasta que Antonio Martínez se puso serio en su lucha personal por alcanzar el pichichi.

Sin embargo en el quince de partido Cadenas tuvo que pedir tiempo muerto porque los de Pucela se adelantaron (9-10) tirando por tierra la ventaja de +3. De nuevo la defensa endeble y la poca efectividad de Saeid propiciaron el arreón visitante. El cambio en la portería le vino bien a los ademaristas, que a diez para el descanso de nuevo se pusieron por delante espoleados por Juan Castro y los hermanos Virbauskas (15-12, minuto 22).

Las rotaciones lastraron al Abanca Ademar, que fruto de su propia incapacidad para mantener la actitud permitió una vez más que el Valladolid, casi a placer, remontara tres goles de desventaja para irse 18-18 al vestuario y todo por decidir.

Tocaba volver al plan A, el del esfuerzo coral, la velocidad al contragolpe y la contundencia en ambas áreas. Y fue así como Ademar encontró huecos en la defensa del Valladolid, a la que Antonio Martínez castigó una y otra vez aprovechando los lanzamientos desde los siete metros (23-19, minuto 35). Los de Pisonero se vieron sobrepasados por el ciclón marista. Ciclón que ahora sí daba frutos en defensa, lo que subió el porcentaje de acierto de Saeid, que detuvo dos penaltis consecutivos para redondear su particular exhibición en este segundo acto.

El Ademar mandaba 32-23 a falta de catorce minutos para el final con los pucelanos completamente hundidos y el respetable rendido a Antonio Martínez y sus quince goles. Impresionante. Y poca historia más para un derbi que el Ademar sentenció en el segundo tiempo y donde debutó Samu Saiz. Queda el trámite de Barcelona y conocer quién capitaneará el banquillo la próxima temporada.

También despidieron a los hermanos Virbauskas, Kim, Boskos, Tiago y Panos, que abandonan el club ademarista.