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Que la valoración de la temporada no nos iba a gustar estaba fuera de toda duda.Pero los niveles de estupefacción llegan a cotas inimaginables. De entrada, el director general Felipe Llamazares se hizo acompañar de todo el plantel de empleados, un hecho excepcional en toda la trayectoria del máximo responsable de la Cultu desde que se hizo cargo del club, incluso antes de la llegada de Aspire. Algo que ya hacía intuir lo que más tarde se corroboró.La valoración no se hizo analizando la temporada sino que se intentó explicar la trayectoria de diez años.

Cree el director general que no sabemos cuál es el recorrido y las actuaciones pasadas en el club.El fútbol femenino y la sección de baloncesto como escudo que equivale a lo que hacía en temporadas pasadas usando a la cantera.Base que este año le importaba menos con los resultados tan nefastos obtenidos.

El análisis de la temporada del primer equipo fue tan surrealista que cuesta escoger una frase, pero me quedo con la puntuación: un 6. Y tan ancho.No merece más comentario.

Reproches a las instituciones por el poco apoyo y alabanzas a Aspire y a sí mismo. Tampoco merece más comentario.«Tenemos el equipo que podemos hacer con el presupuesto que tenemos», dijo.Puedo entender esta afirmación, pero no puedo por menos que acordarme del importantísimo desembolso que se lleva haciendo temporada tras temporada en finiquitos e indemnizaciones a jugadores fichados y despedidos sin más explicación que la callada por respuesta.Los casos de Sotres y otros que denunciaron los despidos y no aceptaron la indemnización se saldaron con el pago íntegro de sus contratos sin llegar al juzgado.

Entrenadores despedidos a media temporada año tras año tampoco fueron motivo de explicación.Gestión brillante deportiva y económica (permitidme la ironía). En definitiva, autobombo, cero autocrítica y patada hacia adelante.

Nada nuevo bajo el sol. Sirva este pequeño resumen para recordar al director general que si él no tiene intención de dimitir, nosotros tampoco. Aúpa Cultu... Siempre.