Pena máxima para España
Treinta y nueve años después, Inglaterra volvió a proclamarse campeona de Europa sub-21 y dejó a España sin una triple corona que hubiese metido a la brillantísima generación del 2000 en los libros de historia. Una falta botada por Palmer en los estertores de la primera parte que tocó en Jones lo suficiente para hacer baldía la estirada de Arnau Tenas y un penalti que Trafford le detuvo a Abel Ruiz en el último suspiro del partido sirvieron para que el pétreo combinado que dirige Lee Carsley se encumbrase en un torneo del que los británicos salen con una impoluta hoja de servicios (1-0).
La Rojita no pudo culminar con otro éxito el extraordinario ciclo que llevó a seis de los 23 hombres que reclutó Santi Denia para este Europeo a proclamarse campeones del Viejo Continente con la sub-17 en Croacia en 2017 y volver a reinar con la sub-19 dos años después en Armenia. Nada cabe reprocharle, sin embargo, a este grupo que ha demostrado el carácter y la clase suficientes para que España se ilusione de nuevo con una camada que rozó una gesta inédita y regresa a casa demostrando que tiene la pujanza y el hambre necesarias para darle alegrías a la absoluta en años venideros, pese al cruel final vivido en el Batumi Arena.
El ánimo de los británicos era discutirle el dominio de la pelota a España, pero La Rojita, una vez superados los sustos iniciales, tomó el bastón de mando. Un latigazo de Baena desde la frontal supuso el aldabonazo ofensivo del bloque de Santi Denia, bien engrasado a partir de la jerarquía de Antonio Blanco en la divisoria, la capacidad asociativa de Rodri en tres cuartos y el trabajo incansable de Abel Ruiz en la vanguardia. Paredes, a la salida de un córner, gozó de una gran oportunidad para abrir el marcador, pero el central del Athletic giró demasiado la cabeza y su remate se marchó lamiendo el palo. Idéntica suerte corrió un disparo seco de Rodri desde el balcón del área en una meritoria primera parte por parte del bando español, pero en la que la fortuna acabó favoreciendo a Inglaterra al tocar Jones una falta botada por Palmer en el descuento.
La desventaja metió presión a España, que avanzó líneas mientras Inglaterra se encastillaba. Abel Ruiz logró bajar el puente levadizo de los británicos en una acción en la que el delantero sacó rédito a la pizarra de Santi Denia, pero la posición adelantada del atacante devolvió a La Rojita a la casilla de salida. España empujaba con fe, aunque sin clarividencia. Y enfrente tenía a un rival revestido de cemento armado y con mucha mili a sus espaldas. De ahí que Santi Denia moviese el árbol. Entraron Oroz, Gabri Veiga y Riquelme, tras de las apariciones más refrescantes que deparó la última Liga, pero las urgencias españolas invitaban a que el partido se descosiese e Inglaterra aprovechó para meterle el miedo en el cuerpo a La Rojita cabalgando al contragolpe. En ese escenario emergió la figura de Arnau Tenas con un puñado de paradas que salvaron a España, antes de que Trafford refrendase su condición de figura más determinante del Europeo deteniéndole un penalti a Abel Ruiz en el tiempo añadido y ofreciendo un desenlace inmisericorde para una España que, en cualquier caso, vuelve con la cabeza bien alta.