Vilda, del tormento a la gloria
El técnico madrileño lleva tres lustros al frente de selecciones femeninas, sobrevivió a la revuelta de 15 futbolistas y fue testigo privilegiado del FC Barcelona de Cruyff
«Tenemos que estar muy atentas pero estamos preparadas». Jorge Vilda (Madrid, 42 años) habla en innumerables ocasiones en femenino. Después de tres lustros al frente de selecciones femeninas tiene más que entendido el lenguaje inclusivo. Al técnico le ha llegado su gran oportunidad en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda después de los tres lustros que hace que fue contratado por la Federación, aunque ejerce como seleccionador de la absoluta desde 2018.
Vilda creció respirando fútbol, su padre Ángel fue preparador físico de equipos como el Barça de Cruyff, el Madrid de Jupp Heynckes o el Atlético de Luis Aragonés. Jugó en los alevines del equipo azulgrana, donde coincidió con Xavi Hernández y fue recogepelotas de aquel aquel ‘Dream Team’ que alcanzó la gloria en Wembley con la Copa de Europa ante la Sampdoria en 1992.
Se inició en los banquillos del fútbol femenino en 2010 y pasó por todas las categorías inferiores (dos Eurocopas sub-17, un subcampeonato del mundo en la misma categoría y una Eurocopa sub-19), a las que también entrenó su progenitor hasta que se hizo con el control de la selección española absoluta en el 2015, con la salida de Ignacio Quereda.
Las futbolistas de la selección confiaban que la llegada de un nuevo preparador las reconciliara con la ilusión perdida bajo el mandato del que fue seleccionador durante 27 años. Sin embargo, desde que cogió las riendas de La Roja, Jorge Vilda ha vivido en el centro de la diana envuelto en la polémica por diferencias con varias jugadoras.
El técnico sufrió una revuelta el pasado mes de septiembre tras los malos resultados en la Eurocopa de Inglaterra, donde el equipo partía como uno de los favoritos. «Nunca ha habido un equipo al que se le haya exigido tanto sin haber ganado antes algo», dijo. Fue la llamada rebelión de las 15, con muchas de las mejores jugadoras españolas renunciando a competir mientras él siguiera como mandamás de la absoluta. Con varias había levantado alguno de los títulos que aparecen en su palmarés.
«Soy una persona dialogante y mi puerta siempre está abierta para hablar y para solucionar las cosas», manifestó. El madrileño recondujo los casos de las que le interesaban y recuperó a la columna vertebral. Aitana Bonmatí, Ona Batlle y Mariona Caldentey fueron recuperadas para la causa después de dar un paso atrás, mientras que Irene, Jenni Hermoso y Alexia que compartieron la nota pero no renunciaron volvieron a formar parte de este equipo de éxito. «No cambiaría a ninguna de mis veintitrés futbolistas por nadie». Con ellas ha alcanzado la gloria.