Emilio Blanco: «Una buena alimentación evita lesiones y mejora el rendimiento»

Emilio Blanco, nutricionista leonés de renombre, llegó a mitad del curso pasado al Ademar con una misión muy particular; mejorar la salud y el rendimiento de los jugadores a través de la alimentación. La suya es una figura apenas vista en el mundo del balonmano de élite nacional e internacional. Desde su llegada los resultados positivos no han dejado de sucederse. Confiesa que la mayoría de la plantilla «comía muy mal» hasta su llegada. Ahora «son ellos los que me piden pautas» y también desmitifica algunos mantras muy extendidos hoy. «Se puede comer de todo y no, el azúcar no es un veneno silencioso siempre y cuando se tome con moderación».

—¿Tan importante es para un deportista de élite la alimentación?

—Es fundamental. Para mí hay tres aspectos básicos en un deportista; el entrenamiento, el descanso y la alimentación. Estas tres cosas tienen que estar en manos de profesionales, no puedes poner a un brujo a llevar cosas relacionadas con la nutrición.

—¿Cómo llegas al Ademar?

—Se pusieron en contacto conmigo el pasado curso, a mitad de temporada, porque veían algunas cosas raras y pensaron que podía ser útil. Yo estoy jubilado, tengo tiempo y qué mejor que dedicárselo a una institución como el Ademar. Este año ya he cogido a los jugadores desde el principio.

—¿Cuál es tu labor principal?

—Lo primero es hacerles un estudio antropométrico. Tú a un jugador le puedes ver cómo es, pero no cómo está. Y yo trato de determinar cómo está. Luego, en base a las exigencias que tenga dentro del equipo, se estructura de una u otra manera y la alimentación es fundamental. Les hago muchas pruebas, desde niveles de glucosa, la grasa, el PH, cuál va a ser su labor en el equipo. Y luego ya vamos a cómo se alimentan y lo que se debe cambiar.

—La figura del nutricionista deportivo apenas se conoce en los clubes de élite del balonmano español.

—Muy poco. Sí que he visto que todos los jugadores toman suplementos, pero no sé quién se los prescribe. He hablado con jugadores nacionales e internacionales del club y todos insisten en que esta figura no existe, tampoco en las selecciones nacionales.

—¿Ha costado mucho que los jugadores del Ademar te tengan en cuenta?

—Al principio lo preguntaban todo. Antes miraban mucho por Internet, que es la mayor fuente de desinformación. Yo me niego a poner en riesgo la salud de un jugador por el hecho de obtener unos resultados a corto y medio plazo. No soy muy partidario de los suplementos deportivos tomados de forma indiscriminada y cuando hay un nutricionista al frente ya no se toman así. En León tenemos mucha suerte de contar con una empresa como Drasanvi. Pero ellos mismos son los que ahora muestran mucho interés en la figura del nutricionista.

—Supongo que cada jugador necesita su propia rutina.

—Efectivamente, hay quienes necesitan ganar kilos y otros, otro tipo de cosas.

—¿Y se alimentaban bien antes de su llegada al club?

—En general no. Muchos subsistían a base de pizzas, hamburguesas... Hay que tener en cuenta que son gente muy joven y es complicado. Lo bueno es que se pueden reconducir esos hábitos.

—¿Es un cambio radical?

—Es progresivo. Se espacian las comidas, se les pauta cuándo tienen que comer y qué es lo que les conviene. Luego ya está en ellos el hacerlo o no.

—¿En qué se diferencia la vida del deportista que cuenta con un nutricionista con respecto al que no?

—La respuesta a las exigencias del entrenador es más inmediata, cambia el estado físico. Hay quienes musculan más sin perder explosividad. Los resultados ya el curso pasado fueron increíbles. Y esta temporada ya he trabajado uno a uno con ellos desde el principio.

—¿Puede un deportista de élite probar la comida basura?

—Yo no hago dietas, establezco planes de alimentación. Y no se trata de sustituir nada sino comer a determinadas horas. Eso optimiza su rendimiento.

—¿Se reducen las lesiones con una buena alimentación?

—Es fundamental para evitar las lesiones. El estrés deportivo facilita las lesiones. Yo me fijo en cómo actúan en el campo, en cómo respiran, cuánto sudan. Lo más recomendable es la prevención.

—Dicen los gurús que el azúcar es el veneno silencioso del siglo XXI.

—Eso es una exageración. El consumo de azúcar es bueno mientras no se haga en exceso, como todo. Lo que pasa es que muchas veces se dicen frases lapidarias, como que las grasas son malas... eso no es cierto. Hay muchos que escriben libros en contra del azúcar y luego venden sacarina, la gente debe saber qué intenciones hay detrás siempre. Los alimentos no son buenos ni malos sino el uso, la frecuencia y la cantidad que tomamos. Dejemos de asustar a la gente.