Diario de León
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León

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Tiene mucho mérito este Abanca Ademar que, a pesar de los problemas que acumula, las lesiones, bajas y juventud, se impuso 29-26 en la final de la Copa de Castilla y León a un Valladolid más hecho que, sin embargo, se vio superado por los de Dani Gordo en un segundo acto muy notable. El recurso táctico del 7-6 le funcionó a Ademar para darle la vuelta a un encuentro que parecía se le iba a complicar tras lo visto en la primera mitad. Era un amistoso sí, pero arroja cierta esperanza a una semana del debut liguero contra Puente Genil. Supo reaccionar el cuadro ademarista y eso no tiene precio.

Un Ademar insultantemente joven, pero lleno de talento, que saltó a la pista con ritmo y Miñambres haciéndose dueño de la dirección del juego a falta del lesionado Juan Castro, que se reserva para el debut ligero del próximo fin de semana. La conexión con Santista dio su fruto en ataque (5-6, minuto 10) aunque en defensa Valladolid encontró demasiadas facilidades para anotar desde los extremos.

La ineficacia en los tiros leoneses y algunas pérdidas tontas provocaron una máxima de +3 para los pucelanos al paso por el minuto 13. Cuando Ademar no puede correr sufre más de la cuenta y Valladolid lo sabe, así que movió su banquillo con constantes rotaciones para frenarles con éxito. Además Lamariano se puso el traje de faena y comenzó a desequilibrar la balanza con continuas paradas.

Las exclusiones de Ademar facilitaron las acciones de ataque del Atlético Valladolid, que tiene un equipo más hecho, rodado y sólido. Gordo tuvo que pedir tiempo muerto a los 18 minutos (6-10) para aleccionar a los suyos, muy desacertados en los lanzamientos. La falta de efectivos del Ademar, y también el cansancio, obligó a Dani Gordo a variar la estrategia metiendo dos pivotes y dando así descanso a Wasiak, único lateral derecho puro del equipo tras la marcha de David Fernández. Milosavljevic, quizá uno de los que deben tirar más del carro este curso, no terminaba de asumir galones (9-12, minuto 24) a favor de Valladolid.

Probó en los minutos finales del primer tiempo el 7 contra 6 Dani Gordo y Ademar cambió su mala dinámica arriba, con mejores circulaciones y mayor eficacia (11-14) al descanso.

Tocaba mostrar otra versión en el segundo acto para engancharse de nuevo a la final, quizá con ataques más largos y algo más de solidez defensiva. Una marcha más que surtió efecto enseguida, cuando Milos colocaba el empate a 14 en el 33. Un 7-6 en pista efectivo que puso al Ademar uno arriba y parcial de salida de 4-0. Enorme la personalidad de los leoneses.

Álvaro Pérez, titular en este partido, se sumó a la fiesta y sus paradas le regalaron al Ademar la regularidad necesaria para afrontar sus acciones de ataque con mayor tranquilidad. La pizarra de Gordo funcionaba y Ademar despertó de manera notable (19-16, minuto 40) y la duda solo estaba en si la gasolina duraría hasta el final. Pisonero, faro del Valladolid, era el único que no se arrugó manteniendo a los suyos vivos.

A falta de nueve minutos el Ademar mandaba 24-22, aún quedaba un mundo, pero la actitud, el físico y el 7 contra 6 le seguían funcionando a los ademaristas, muy serios en ambas áreas. Valladolid no se daba por vencido merced a un Toledo insaciable al que sólo se le gripó la moto en los lanzamientos desde los siete metros (27-25, minuto 56). Sin embargo las pérdidas de balón de los pucelanos evitarían que se metieran en la pelea por el título. Gran triunfo de un Abanca Ademar que aguanta el tipo a pesar de las dificultades.

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