Diario de León

FÓRMULA 1

Sainz acaba tercero y 'Checo' cuarto en EEUU, tras descalificaciones de Leclerc y Hamilton

sainz

sainz

Publicado por
EFE

Creado:

Actualizado:

Corres para Ferrari, ganas para Ferrari. Esta máxima, atribuida históricamente al 'Commendatore' Enzo, esconde una perversa realidad. Todos los que han defendido el escudo más importante del automovilismo deportivo mundial saben que llevarlo a veces supone un soplo extra en las velas del éxito o un ancla que hace imposible avanzar más de cuatro pasos. Hay infinidad de casos de pilotos legendarios, y no solo Fernando Alonso o Sebastian Vettel por citar a los más recientes, que salieron de Maranello quemados tras vivir lo inédito en el seno del equipo.

Un exmiembro de la Scuderia comentaba a este periodista hace no mucho que estar en Ferrari es lo más parecido a jugar a la ruleta rusa: "Cinco de cada seis veces que disparas, no hay bala. Y además tampoco se sabe muy bien hacia dónde estás apuntando, por lo que te puedes pegar un tiro en el pie o dárselo a un rival o incluso a tu compañero". Así es Ferrari: es como un mono con un cuchillo en llamas, que sabes que en cualquier momento te va a herir.

Lo que ha vivido Carlos  Sainz  este fin de semana es la parte amable. Un sexto en la sprint del sábado y un tercero heredado en la carrera del domingo que le han permitido sumar unos buenos puntos. Las paradas en boxes salieron bien, la estrategia fue la óptima, esquivó problemas técnicos. Lo asumía él mismo tras bajarse del coche, aún en cuarta posición provisional porque no se había consumado la descalificación de Lewis Hamilton: "Hemos hecho todo perfecto". Lo que en equipos como Red Bull es la tónica habitual, en Ferrari es la excepción. En este caso, él ha sido el beneficiado.

Al otro lado está Charles Leclerc. 'Il Predestinato', como le bautizaron (ya cada vez menos) en la prensa italiana, tuvo un fin de semana para olvidar. Porque lograr la pole el viernes para la carrera del domingo no le sirvió absolutamente de nada, algo que por otro lado se podría prever. Su estadística de poles convertidas en victoria es demoledora: ha logrado 21 poles, 17 de las cuales no ha transformado en victoria. Ya es un chiste recurrente, incluso dentro del paddock. Hay gente que cuando ve a Leclerc lograr una pole le va a dar el pésame en lugar de la enhorabuena.

Pero no fue en este caso eso lo que le dejó sin puntos, o no solo. Ferrari diseñó para él la que, a la postre, se confirmó como la peor estrategia posible: ir a una parada. No estaba nada claro qué era más rápido, como luego confesaron los propios pilotos de varios equipos, pero la enésima demostración de que Ferrari es incapaz de tener mano izquierda con sus corredores quedó patente en el asfalto texano. "¿Ahora me lo decís? ¡Ya es tarde!", se quejaba Leclerc cuando su ingeniero de pista, el español Xavi Marcos, le señalaba que igual era conveniente hacer una segunda parada en boxes. Efectivamente, ya era tarde porque quedaban pocas vueltas, el margen con sus rivales de detrás era escaso y no se veía con fuerzas para intentar remontar en pista. La reacción de Ferrari y de sus estrategas, otra vez, fue bochornosamente mala.

Además, a Leclerc le tocó tragarse un sapo muy difícil de digerir. Las órdenes de equipo fueron, son y serán de obligado cumplimiento en la parrilla de la Fórmula 1, como en cualquier competición automovilística en la que los equipos estén formados por más de un piloto. El bien del equipo, máxime en el caso de Ferrari, debe primar por encima del de sus pilotos, y habitualmente había sido  Sainz  al que le había tocado dar su brazo a torcer. Esta vez le tocó tragar sin escupir a Leclerc. "Hablaremos después de la carrera", soltó con voz amenazante por la radio cuando le dijeron que dejara pasar a un  Sainz  con evidente mejor ritmo y una estrategia acertada. La descalificación posterior por una mala configuración del coche (desgastó demasiado el suelo del monoplaza, algo que también sufrió Lewis Hamilton) no fue más que la guinda a un gigantesco pastel de excremento que fue la carrera en Austin para el monegasco.

Y es que ser el líder de Ferrari no es sencillo. No solo debes serlo por órdenes de arriba, sino además merecerlo.  Sainz , con tantos enemigos como defensores dentro de la Scuderia, se ha ganado ese estatus sin dar grandes alaridos. Solo con trabajo y trabajo. Agachar la cabeza y a 'currar', una filosofía que ya había mamado en casa desde muy pequeño. Y cuando se esté arriba, ahí sí, exigir. De momento, en la lucha intestina que hay en Ferrari él es quien puede mandar. Quedan cuatro carreras para que acabe el campeonato del mundo de 2023 y  Sainz  aventaja en 20 puntos a Leclerc. Habrá que ver en qué queda esta pelea que, de momento, se tiñe de rojigualda.

tracking