Tablas en un pulso intenso
Atlético Bembibre y Atlético Astorga se reparten los puntos en un encuentro en el que cada equipo dominó una parte
El derbi del Manzanal jugado en el Campo Jesús Esteban Rodríguez de Bembibre, quedó en tablas al empatar el Atlético Bembibre y el Atlético Astorga (0-0). Un partido con dos claras partes, una para cada equipo. Si bien la primera fue de dominio rojiblanco, con hasta tres claras ocasiones de gol, la segunda, fue para los maragatos, que dispusieron de dos oportunidades para anotar.
A los seis minutos del inicio, un libre directo botado por el Atlético Bembibre desde la banda derecha del ataque local, cerca del córner, fue tocado por la defensa en semifallo, haciendo que Barredo, hiciera la parada del día, al blocar el esférico sobre la misma línea de gol. A los trece, Isra se marcó quizá la jugada del partido al irse de hasta cuatro jugadores por su banda izquierda, entrando por la línea de fondo y centrando forzado a Álex Martínez, que llegó justo para golpear el balón pero con poca fuerza, siendo despejado por la zaga verde sin problemas.
Siguió acechando el Atlético Bembibre y en el minuto veinticinco, Isra recoge un balón despejado por la defensa y con el portero ya en el suelo por la acción anterior, chutando el balón sin piedad y obligando a la defensa a despejar con apuros. Ahí se acabaron las ocasiones locales. Tres minutos después, Bueno cabeceó un balón que cogió altura y obligó a Ivanildo a saltar para evitar el gol del Atlético Astorga. Entre todo esto, lo típico de un derbi, juego intenso, a veces duro pero dentro de la nobleza y discusiones por cualquier situación en la que se podía sacar algo de ventaja.
Tras el paso por vestuarios, el juego pasó a ser de dominio visitante, pausando el balón y tranquilizando desde la defensa. Todo seguía como en la primera parte salvo el control del partido, que era maragato. Así en el minuto 63 y tres, en un disparo con mucha potencia de Bueno, obligó a Ivanildo a dejarse caer sobre su izquierda para sacar a córner un balón que iba dentro. La última gran ocasión y quizás la más diáfana, fue la galopada de Peláez, tras recibir un balón por dentro, entre los zagueros locales, llegando hasta la frontal del área y obligado por la presencia de Tapha, chutó algo desviad.