Diario de León

«Los nuevos árbitros de Asobal aún no tienen nuestra credibilidad»

Antonio Martín Franco es el único delegado federativo español que acudirá al Mundial femenino. RAMIRO

Antonio Martín Franco es el único delegado federativo español que acudirá al Mundial femenino. RAMIRO

León

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Fue uno de los árbitros históricos de la Asobal durante más de dos décadas, diez como internacional, y ahora, el leonés Antonio Martín Franco se ha hecho imprescindible para la IHF como delegado federativo. Es el único español seleccionado para el Mundial femenino que arranca la próxima semana. «Será el quinto campeonato del mundo al que voy en los últimos dos años», señala.

—¿Cuál es exactamente la labor de un delegado federativo?

—Pues es casi como la de un árbitro o más, porque nos encargamos también de lo que ocurre en los banquillos. Que haya buen comportamiento y que se cumplan las normas. Estamos tres delegados en cada encuentro. En la Liga Asobal la responsabilidad de lo que ocurre en los banquillos es de los árbitros, pero en un Mundial es nuestra.

—Quinta cita en dos años como delegado...

—La primera fue el júnior femenino del año pasado. Estuve en Suecia en el Mundial absoluto y este verano en los sub 19 y sub 21 masculinos.

—¿Puedes ser delegado en los partidos de la selección española?

—No.

—En la Liga Asobal la figura del delegado está mal vista entre los clubes muchas veces, se os ve como los policías que están esperando el mínimo error para sancionar. ¿Es así?

—Es así, lo que pasa es que en España no tiene que ver esa figura con lo que ocurre con los delegados internacionales. Piensa que en la Asobal se suelen poner los delegados por proximidad geográfica y no tienen que ser por obligación figuras profesionales. No pueden intervenir tampoco a nivel sancionar, cosa que nosotros sí. En España es una figura buena, pero no tienen las responsabilidades técnicas de los internacionales.

—Te retiraste del arbitraje profesional en 2018, ¿lo echas de menos?

—Pues mira, todavía sigo arbitrando en León porque hay pocos y cuando hay partidos de base echo una mano.

—Pero eso ya es amateur. Me refería al arbitraje profesional.

—En la vida hay que cerrar etapas y dejar paso a las nuevas generaciones. Fue una etapa muy bonita, también muy dura en algunos aspectos, sobre todo a la hora de viajar. Llegó un momento en que me cansaron mucho los viajes. Estuve 22 años en Asobal, diez de ellos internacional. Ahora está el cupo que te obliga a dejarlo sí o sí a los 50 años y me parece correcto.

—Desde tu experiencia, ¿cómo ves el nivel del arbitraje nacional en la actualidad?

—Es una etapa de transición en el arbitraje con un cambio generacional importante. Nos retiramos muchos de los históricos y la gente que ha llegado nueva, para ellos es difícil dar el salto de la segunda categoría a la Asobal. Controlar el partido, la dirección del encuentro... todo eso llega con la experiencia. Ahora hay árbitros que a nivel técnico son mejores que nosotros, pero les falta esa experiencia que solo te la dan los años. La credibilidad que teníamos nosotros con los entrenadores todavía los nuevos árbitros no se la han ganado. Yo me puedo equivocar al señalar algo, pero puedo pedir perdón, quizá eso falta más ahora.

—El haber sido árbitro te ayuda ahora en tu faceta como delegado?

—Sí, muchísimo, sobre todo en las relaciones sociales. En los campeonatos te encuentras mucha gente conocida con las que has compartido cancha en muchos momentos y tienes esa confianza para pedirles calma.

—Me decía Mireya González el pasado lunes que en Rumanía, donde ella juega, el apoyo al balonmano femenino es enorme, pero que en España falta mucho aún. ¿Opinas igual?

—La marca Guerreras tuvo mucho tirón no hace tanto, pero esto es como todo, cuando los resultados no llegan... que ojo, quedar cuartas o quintas es un éxito, pero te has acostumbrado a las medallas. Y a nivel de clubes el balonmano femenino está en pañales. También depende de la ciudad. En León con el Cleba hay más ambiente que en equipos de la máxima categoría.

—Además cada vez hay más alternativas de ocio...

—Sí, se ha perdido el tema de hacer equipos entre los jóvenes. Tira más el fútbol que otra cosa.

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