Diario de León

Joao Félix se venga del Atlético

ALBERTO ESTEVEZ

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León

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El Barça se llevó el duelo ante el Atlético de Madrid (1-0) y lo hizo, nada más y nada menos, que gracias a Joao Félix. El portugués fue el gran protagonista de un partido en el que los culés fueron superiores durante más de una hora y en el que encontraron el premio con un gol de su nueva estrella. El que fuera rojiblanco desequilibró la balanza en la primera mitad con una precisa vaselina y deja a los azulgrana a cuatro puntos de Real Madrid y Girona, además de con un subidón anímico tras vencer a un rival directo.

Con la lección aprendida. Así salió el Barça a jugar el partido contra el Atlético. El conjunto culé se dejó de medias tintas y entró al terreno de juego con el cuchillo entre los dientes, dispuesto a avasallar a su rival. Y es que el Barça tuvo velocidad en la circulación, desborde por los costados y último pase. Lo tuvo todo en el inicio salvo lo más valioso, el gol. Raphinha y Lewandowski, hasta en tres ocasiones, probaron fortuna, pero lo hicieron sin puntería para frustración de un Estadio Lluis Companys que maldecía con cada llegada desperdiciada, pero que sabía que ese era el camino.

Lo era porque todo estaba en el plan de Xavi. La afición culé respondió al llamamiento del técnico de Tarrasa y todos los caminos empezaron a conducir hacia la portería del Atlético. El Barça era un ciclón. Gündogan y De Jong monopolizaban la pelota y Raphinha y Koundé sembraban el terror con cada dos contra uno que le hacían a Riquelme. En una de esas, el brasileño, indetectable, trazó una diagonal hacia dentro y encontró un agujero por el que conectar con Joao Félix. El luso, ávido por reivindicarse, ganó el duelo a Molina y definió con la clase que nunca le faltó. Su vaselina superó a Oblak y puso patas arriba a una hinchada, la azulgrana, que llevaba tiempo esperando un primer tiempo como el que su equipo le acababa de brindar, una exhibición cuyo único debe era haber dejado vivo a su rival.

Tras la reanudación, Simeone quiso hacer borrón y cuenta nueva. El Cholo retiró de una tacada a Giménez, Molina y Riquelme y dio entrada a Azpilicueta, Lino y Correa. Tres cambios que alteraron la fisonomía de su equipo, con un hombre más en la punta de lanza. El nuevo dibujo varió el escenario de un partido en el que el Barça era dominador, pero en el que ahora tenía una amenaza mayor al contragolpe. Los rojiblancos tenían a dos balas en los laterales con Lino y Llorente y por ahí equilibró un choque en el que la moneda, ahora sí, podía caer de cualquier lado.

Iñaki Peña evita el empate

Fue ahí cuando el Atlético sacó a relucir su mejor versión. El Barça acusó el desgaste físico y aparecieron las mejores ocasiones para los rojiblancos. Griezmann y Morata no estuvieron finos en sendos disparos dentro del área y el duelo entró en el último tramo con las espadas en todo lo alto. El Cholo quemó las naves con la entrada de Saúl y Memphis y el neerlandés, exazulgrana, fue el que puso al Lluis Companys el corazón en un puño. Su disparo de falta, directo a la escuadra, se encontró con Iñaki Peña cuando los rojiblancos prácticamente ya celebraban el empate. Fue la mejor ocasión de un Atlético que lo intentó hasta el último minuto pero al que le costó caro el mal inicio y la motivación extra de Joao Félix, el mejor del encuentro ante la atenta mirada de Simeone.

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