Modric pasa de jubilarse
El croata apela a su gen competitivo para aplazar el último baile, pero su situación en el Madrid rezuma a despedida
fútbol | de la liga a la copa
A Luka Modric le bastaron siete minutos sobre el césped del Santiago Bernabéu para resolver un ulceroso partido del Real Madrid ante el Sevilla. El antológico gol del croata permitió que el conjunto de Carlo Ancelotti se anotase tres valiosos puntos frente al rocoso equipo de Quique Sánchez Flores y mantuviese a raya a sus perseguidores en la lucha por un campeonato que cada vez se va tiñendo más de blanco. Jaleado por sus compañeros, el ‘10’ se subió inmediatamente a la valla para celebrarlo con la afición, dejando para la posteridad una imagen icónica propia de las grandes noches. Lo fue la del domingo por el marco pero, sobre todo, por el protagonista. Un genio incombustible que está dispuesto a pelear hasta el final contra un destino que, sin embargo, parece escrito.
Cada vez que Modric salta al rectángulo de juego, a su infinita legión de seguidores le asalta la misma sensación que alberga cualquier melómano que asiste a la gira de despedida de su cantante predilecto. Como aquellos, los devotos de este viejo rockero de Zadar tienden la vista con nostalgia al pasado, a la vez que anticipan un futuro jalonado por un hondo sentimiento de orfandad. Tal vez lo mejor esté por llegar, pero nada será, en cualquier caso, como fue.
La vida de Modric ha sido un permanente ejercicio de resistencia. Aprendió a jugar al fútbol en medio del espeluznante sonido de las bombas que acribillaban su patria y diezmaban su familia. A los ocho años sufrió el rechazo del club en el que soñaba con ingresar puesto que los responsables del Hadjuk le consideraban demasiado enjuto, menudo y falto de talento para merecer formar parte de su academia. Y hubo de sufrir un par de cesiones por parte del Dinamo de Zagreb hasta que, al fin, logró abrirse paso. Consiguió asentarse luego en el Tottenham, pero pocos veían en él a un superclase. Cuando llegó al Real Madrid, hubo quien se atrevió a predecir que sería el peor fichaje de la historia. Su respuesta a tantas suspicacias siempre fue la misma: trabajo, trabajo y más trabajo. Hasta que todos acabaron rindiéndose a la evidencia: sus 1,72 metros de estatura cobijaban a un futbolista inmenso y muy grande.
Modric representa una gloriosa anomalía, puesto que cuando el aficionado le ve calzarse las botas se siente feliz de vivir atrapado en el tiempo. Baste comparar el gol que marcó el domingo ante el Sevilla como aquel otro que selló más de una década atrás en Old Trafford y con el que empezó a labrar su leyenda en el Real Madrid para acreditar la sana longevidad de un astro que desafía convencionalismos.
Primera División (Jornada 26)
Girona, 3-Rayo Vallecano, 0
Segunda División (Jornada 28):
Mirandés, 0-Huesca, 3