Que esta buena imagen del Ademar siga Sinfín
Abanca Ademar 37 BM Sinfín 24. El conjunto leonés se hace fuerte en su Palacio y sentencia el partido en la primera mitad gracias a su contundencia en ambas áreas
Hay una cosa que no soporta Dani Gordo; que los menos habituales no aprovechen los minutos. Pocos lo hicieron ante Sinfín (37-24) en un duelo propicio para reivindicarse que solo los titulares supieron decantar. Ese es el único pero que se le puede poner a un Abanca Ademar que volvió a demostrar personalidad, poderío en ambas áreas y unas hechuras que invitan al optimismo. Ya no es flor de un día este estado de ánimo, ni se debe hablar de racha. Esto es una tendencia que debe extenderse ahora lejos de la capital y a toda la plantilla.
Tocaba tomarse muy en serio el duelo y Ademar salió a imponer su ritmo desde el principio con un Alberto Martín iluminado en el pivote que en cuatro minutos ya había anotado tres goles. Saeid, de nuevo bien protegido por su defensa, marcó pronto la diferencia con tres paradas casi consecutivas y era Carlos ‘pichichi’ Álvarez quien ponía la primera gran ventaja del encuentro (6-2, minuto 7).
Si el juego del Ademar pasa por Juan Castro todo se ve más fácil y claro. El capitán estuvo muy atosigado por la defensa del Sinfín, pero siempre supo salir airoso con pases que aceleraban al resto de sus compañeros. Wasiak es un buen socio, aunque el veterano leonés le exigía al polaco que arriesgase más con los tiros. Los de Gordo encontraron un filón en la conexión con los pivotes y Santista se sumó a la fiesta de Martín, al que sustituyó, para dejar el marcador en un 11-6 prometedor antes del minuto 15. Garabaya, que se sabía muy inferior, detuvo el partido en el 13 para reclamar a sus pupilos acciones de ataque más elaboradas y con pausa.
La debilidad defensiva del Sinfín, unida a la seriedad en todas sus líneas del Ademar, hizo que los leoneses sintieran que el triunfo estaba casi asegurado casi desde el principio. La única preocupación es que esa sensación, palpable en todos los aficionados, no convirtiera el hambre local en desidia. Sí, los dos puntos parecían tener dueño, pero a Gordo le importa y mucho agradar a la parroquia y de paso demostrar que este crecimiento no es flor de un día. El veloz juego del Ademar provocaba una exclusión tras otra de los visitantes, claramente superados ya anímicamente en el 22 (16-9) a pesar de la efusividad de sus seguidores en la grada de un Palacio de nuevo congelado.
A pesar de las rotaciones de Gordo y de algunos errores a la hora de lanzar de Rodrigo o Casqueiro, el Ademar, muy activo en toda la primera parte, deshizo como un cubito de hielo a su rival (19-9) y a otra cosa.
Turno para los menos habituales en el comienzo del segundo acto y nueva oportunidad para demostrarle a su entrenador que desean subirse al carro. Pero sin los titulares el equipo marista se resintió en ambas áreas dando la oportunidad al Sinfín de maquillar el marcador. Esa falta de concentración y contundencia obligó a Gordo a pedir tiempo. Así no. Una cosa es bajar una marcha porque la victoria era segura y otra estropear la imagen casi inmaculada. Con el de Pucela no hay medias tintas y eso ha hecho crecer a este equipo a pesar de todos los males que rodean al club.
A la que Dani metió en pista a los titulares el Ademar volvió a las andadas y la pájara se quedó en palo para los menos habituales. Y Sinfín, que pescando en río revuelto pudo ponerse a solo cinco goles de distancia, de nuevo se resignaba ante la evidencia (28-19, minuto 44).
Álvaro Pérez salió a escena a diez del final. El júnior es oro molido y asegura el futuro de la portería ademarista. El presente es de Saeid, que estuvo de notable alto otra vez. Ya con Sinfín entregado, los cambios de Gordo no desentonaron como al principio de la segunda parte y la ventaja creció sustancialmente. Miñambres no lo hizo nada mal desde la dirección de juego. Triunfo importante antes del parón y mensaje a navegantes; este Ademar tiene argumentos cada día más sólidos para creer que no hay años de transición (37-24).