El Ademar se hace inexpugnable en su Palacio (35-29)
Los leoneses doblegan a un correoso Huesca en un partido donde brillaron Álvaro Pérez en portería así como Darío y Carlos en los extremos
No todo van a ser paseos del Abanca Ademar en casa, aunque eso sí, los leoneses han hecho del Palacio (35-29) un lugar inexpugnable. Esta vez le tocó padecerlo a un correoso Huesca, que se encomendó a Tercariol en el segundo acto para mantenerse con vida. Pero los de Gordo nunca vieron peligrar el triunfo, a pesar de que hubo ratos para trabajar en la sombra y bregar. Mensaje claro de la plantilla a propios y extraños, se podrá ganar o perder. Lo indudable; que este equipo se está dejando la vida por el club y su afición.
Huesca vino con la lección bien aprendida; si dejas correr al Ademar te destroza en cuestión de segundos. Eso lo controló bien de inicio Nolasco. Sin embargo no contaba con Darío Sanz, titular en el extremo, y tres tantos consecutivos en ataque estático que resolvió con maestría (3-1, minuto 4). Mientras, Saeid -que al final no descansó de cara a la Copa- apagaba el primer incendio de la grada con los colegiados, que dejaron al equipo de Gordo con cinco en pista tras dos exclusiones muy protestadas y sí, sin duda rigurosas.
Pero el Ademar fluía, como fluye últimamente en casa y entre Darío y Carlos Álvarez colocaron un alentador 7-3 en apenas 10 minutos de juego. Un inicio similar a otros encuentros de los de Gordo en la segunda vuelta de Liga, apabullando al rival de turno sin que sepa muy bien por dónde le vienen los tiros. Con +5 para los leoneses, Nolasco tuvo que parar la escabechina con tiempo muerto y sin éxito, por cierto, porque Ademar tampoco encontró problemas en la defensa 5-1 que improvisó para frenar a Castro. Imposible entender este equipo sin su capitán.
La sociedad ilimitada que han fundado Popovic unas veces con Alberto y otras con Santista, le da a este Ademar una consistencia y serenidad capitales para que eso del ADN marista se cumpla a rajatabla. Llegó, eso sí, la reacción del Huesca, que aprovechó dos fallos seguidos de Saeid en el pase largo para meterse de nuevo en el partido (15-12, minuto 23). Tocaba reiniciarse y Gordo puso en pista a Rodrigo al tiempo que Suárez y García manejaban con mayor soltura la dirección del juego oscense.
Algo que ha cambiado en este Ademar, al menos en el Palacio, es su capacidad para reponerse a las pájaras a tiempo. Lo hizo con firmeza defensiva y a la contra. El problema es que han acostumbrado mal a la parroquia a eso de ventilar los partidos en el primer acto y esta vez no fue así, más por errores propios que acierto del Huesca. Esta batalla se antojaba larga (19-15, al descanso.
A nadie se le escapa que el principal punto débil del Ademar en ataque es tu tiro exterior. Sin Milosavljevic Gordo perdió a su mejor hombre y no hay relevo en el horizonte. Sin ese arma, los leoneses sufren defensas sólidas como la que planteó Huesca tras el paso por vestuarios. Minutos de intercambio de golpes y bajón general de Ademar atrás (23-20, minuto 37). Urgía recuperar sensaciones en defensa porque tampoco estaba siendo el mejor día de Saeid. Álvaro Pérez le sustituyó.
Lodos, de nuevo inspirado desde el lateral, anotó y forzó una exclusión que alejaba al Huesca otra vez. Era un toma y daca constante. Pero este equipo tiene personalidad y arrojo. Tremendo lo de Álvaro Pérez bajo palos y la enésima exhibición de Carlos 'pichichi' Álvarez en la faceta anotadora (29-22, minuto 42). Nuevo tiempo muerto de Nolasco y nuevo bache para Abanca Ademar. Tercariol tuvo mucho que ver. Lo que no esperaba Huesca era que enfrente se toparía con un Hispano júnior llamado a marcar una época en el balonmano español.
Ademar manejaba bien la ventaja en el marcador, pero había demasiadas fisuras en la retaguardia fruto del cansancio (30-26, minuto 51).
Gordo se desvivía en la banda. Había que gestionar bien un final de encuentro engañoso. Un mínimo error podía tirar por tierra el trabajo -también sucio e ingrato- de sus jugadores. Huesca quemó sus naves en un último intento por sacar algo positivo de León, pero el Ademar, hoy más gris aunque con tremenda actitud, selló otro esperanzador triunfo.