Futuro feliz de Ancelotti y triste de Xavi
La supervivencia blanca ante el City y el descalabro azulgrana contra el PSG marcan la situación de los banquillos en un duelo que puede sentenciar la Liga Ambos equipos harán varios cambios
El clásico de los contrastes sirve de epílogo a la rivalidad entre Carlo Ancelotti y Xavi Hernández al mando de los banquillos de Real Madrid y Barcelona, los dos gigantes del fútbol español. El italiano se ha ganado a pulso una renovación hasta 2026 que rubricó en diciembre, antes de sostener un paso en Liga casi imposible de seguir para cualquier perseguidor, conquistar la Supercopa de España en Arabia Saudí y alcanzar las semifinales de la Liga de Campeones, su suelo como técnico madridista en cinco incursiones en la mejor competición de clubes del mundo.
Viento en popa a toda vela para el técnico de Reggiolo, que tiene a tres partidos de distancia la que sería su quinta Liga de Campeones, un título que consolidaría su lugar en el trono del palmarés del torneo más prestigioso. Sería la tercera en el banquillo blanco, un hito con el que igualaría a Zidane, que fue en su momento su discípulo en Chamartín. Atrás quedan los cantos de sirena de la selección brasileña y cualquier duda sobre una gestión táctica y humana del vestuario incuestionable, pues Carletto es tan querido entre sus futbolistas como desde los despachos del club. «Este es el Madrid del Madrid. Yo soy parte de este grupo. Estoy muy orgulloso. Este equipo tiene un compromiso extraordinario, que se ha forjado esta temporada con las lesiones del principio», valoró Ancelotti tras el sufrido triunfo en los penaltis contra el Manchester City.
Mientras, en la Ciudad Condal, la planta noble del Barça conoce desde hace tres meses la decisión de Xavi para dejar el club una vez acabe la temporada, firme intención que se puso en duda a medida que el Barça iba enderezando el rumbo hasta consolidar el segundo puesto liguero a la zaga del Madrid y progresaba en la Champions, donde soñó con las semifinales hasta el descalabro contra el PSG en Montjuic el pasado martes.
El duro golpe ante el campeón francés ha supuesto un auténtico baño de realidad para el Barça y ha diluido cualquier conjetura sobre la continuidad de su técnico. Queda por ver el alcance de aquella intención de convencer a Xavi para su continuidad.