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FC Barcelona 3 Rayo 0 Lewandowski y Pedri sellan la segunda plaza de Liga y aseguran la Supercopa

El Barcelona calma la tormena

Pedri fue el faro que iluminó a un Barcelona que despide la Liga en casa con una victoria. MARTA PÉREZ

Publicado por
iñaki dufour; daniel panero

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Fútbol | Primera División

«Es una oportunidad», dijo Xavi en la previa. Y no le faltaba razón (3-0). Era una ocasión para lograr la segunda plaza, una oportunidad para dar un golpe encima de la mesa, para convencer a Laporta y para que no se acrecentara el ambiente enrarecido. Y es que el Lluis Companys, expectante, tenía la mosca detrás de la oreja una vez más y Xavi respondió con los futbolistas más en forma que tiene. Sergi Roberto fue el ancla junto a Fermín y Gündogan y arriba jugaron los de siempre. Raphinha, Lamine Yamal y Lewandowski son intocables y lo son porque su sociedad es de lo más reseñable que ha tenido el Barça este curso.

La prueba salió a la luz nada más empezar. Lamine Yamal no entiende de crisis, juega por diversión y eso es impermeable ante cualquier ruido de fondo. Solo habían pasado tres minutos cuando levantó la cabeza y encontró en el área a Lewandowski, que hizo aquello que lleva haciendo desde que aprendió a andar. El polaco fusiló a Dimitrievski y despertó a una grada que seguía absorta ante los continuos giros de guion que presencian en el día a día de su equipo.

El Barça dependía de la inspiración de Lamine Yamal y del oportunismo de un Fermín que tiene más fe que nadie y que obligó a intervenir a Dimitrievski con un obús desde la frontal del área.

El Barça seguía en el alambre y el runrún de la grada iba a más. Al grito de «Xavi, Xavi, Xavi» o «Xavi si, Laporta no», el Rayo cada vez estaba más cómodo y Ter Stegen tuvo que salvar los muebles primero ante Alvaro García y después frente a Isi, que ya mascullaba el tanto del empate. Los culés necesitaban reaccionar y Xavi introdujo de una tacada a Pedri, Araujo y Joao Félix, tres cambios que fueron una inyección para el equipo azulgrana. El portugués tiene tanto talento como desesperación genera en sus aficionados. Aparece y desaparece como el Guadiana y ayer le tocaba brillar. Lo hizo con una jugada colosal que puso patas arriba a la hinchada azulgrana y que finalizó, de rebote, Pedri. El canario hizo el segundo y apenas tres minutos después corrió al espacio para firmar el tercero, el gol que sentenciaba el choque y la segunda plaza para el Barça, que ya puede empezar a pensar en los problemas del club.