El Madrid, a por la decimoquinta
El equipo blanco se mide hoy en la final de la Champions a un Dortmund que llega con la vitola de equipo revelación y que buscará dar la campanada en Londres
El Madrid, en su último entrenamiento antes de la final de este sábado. KIKO HUESCA
Fútbol | Liga de Campeones
«Job’s not finished», dijo Kobe Bryant después de que Los Angeles Lakers se situasen 2-0 arriba en las Finales de la NBA que les midieron a los Orlando Magic en 2009. «El trabajo no está terminado», reiteraba quince años más tarde un buen aficionado al baloncesto como es Aurélien Tchouaméni justo después de que el Real Madrid certificase el título de Liga y se aprestase a encarar la vuelta de semifinales de la Champions contra el Bayern. Una publicación en Instagram, acompañada de un vídeo en el que la Mamba Negra empleaba aquella sentencia como escudo ante un exceso de confianza, que hizo furor en el madridismo. La máxima del añorado escolta, seguidor en su día del Barça, señala el camino a la Decimoquinta.
Wembley, escenario en siete ocasiones anteriores del duelo decisivo por la ‘orejona’, acogerá hoy —21.00 horas, en Movistar y en La 1 de TVE — una final aparentemente desnivelada entre el Real Madrid, gran emperador del Viejo Continente con sus catorce coronas, y el Borussia Dortmund, que aspira a sentar las posaderas en el trono europeo por segunda vez en su historia para tomarse así de paso la revancha por el asalto infructuoso que realizara hace once años frente al Bayern precisamente en un estadio que es conocido como la ‘Casa del Fútbol’. Las coraceros de Edin Terzic, pertinaces rebeldes que lideraron el denominado ‘grupo de la muerte’ para liquidar después a PSV, Atlético de Madrid y PSG, aspiran a completar en Londres su particular cuento de hadas y dejar con la miel en los labios al rey de la colmena, que tiene a su favor la historia, el talento y la experiencia pero deberá igualar al menos la intensidad del aguerrido cuadro renano para salir airoso de un encuentro en el que los blancos lidian con la trampa del favoritismo.
Por ello, la consigna ha sido clara estos días en Valdebebas: nunca hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Puede que el Dortmund no sea un patricio del fútbol europeo como Manchester City o Bayern, haya finalizado la Bundesliga en quinta posición y carezca de estrellas del calibre de los Bellingham, Vinicius y compañía, pero ha demostrado llevar grabado a fuego el lema de otro fallecido mito del deporte como Mohamed Ali en el maravilloso trayecto que le ha conducido hasta la ciudad del Big Ben: sus futbolistas flotan como mariposas y pican como abejas.