Grupo B
España moldea a fuego lento al portero perfecto
Miguel Ángel España, Pablo Peña, Juanjo González y López Vallejo adiestran a Unai Simón, Remiro y David Raya
Eurocopa 2024
El antiguo fútbol de la intuición y la calle es ahora el deporte de datos, analistas y procesadores. Antes de cada partido, a Unai Simón, el portero de la selección española, le entregan un listado con los hábitos de los lanzadores de penaltis del equipo rival. Y él elige siempre el lado al que se tira en función del nombre que tiene delante. A veces se lo apunta en una chuleta que esconde junto al poste o al lado de la red. En el debut ante Croacia sabía que Petkovic suele chutar hacia el lado izquierdo, tendencia natural del diestro. Hacia ese costado se estiró y ahí detuvo el penalti.
Detrás de ese éxito parcial hay un grupo de trabajo en el equipo español, cuatro exporteros profesionales, que adiestran y asesoran a los tres cancerberos, Simón, Álex Remiro y David Raya, con una premisa indiscutible. «El juego con los pies es innegociable».
Miguel Ángel España es el preparador oficial de porteros de La Roja. Ex del Rayo Vallecano, Hércules, Alicante y Orihuela, el antiguo guardameta sitúa la evolución y el cambio de vida de los porteros en 1992, cuando se modificó la norma y la cesión atrás ya no puede recogerse con las manos, sino con la bota. Juanjo González hizo carrera en el Sporting de Gijón y en el Linares. Es el tercer entrenador del staff de España. «En nuestro modelo de juego, la participación del portero es clave en fase ofensiva».
Pablo Peña fue guardameta en diferentes categorías del Real Madrid y Villarreal. Y el psicólogo Javier López Vallejo jugó en la élite con Osasuna y el Villarreal, entre otros. «Haber sido portero me ayuda a identificar antes los problemas».
Unai Simon, que se operará de una muñeca al terminar la Eurocopa por unas molestias que no le impiden defender a España, atinó en el penalti de Petkovic, pero falló ante este mismo jugador al querer jugar con el pie un pase a Le Normand que el croata interceptó. Los patadones de alivio no validan en el manual de Luis de la Fuente y en su afán por iniciar jugada, Simon provocó una pena máxima. «Tendría que haber jugado de primera con Robin -explicó ayer-. Tampoco hay que darle mucha importancia, pero está bien aprender, hay que saber reducir los riesgos, ser prácticos cuando lo necesitamos. Nos gusta jugar la pelota, salir desde atrás, pero ya se ve que por medio metro el asunto termina en penalti».
El gusto por este tipo de fútbol combinativo va más allá de la moda, según analiza Miguel Ángel España. Es una tendencia casi obligatoria. «Si un portero quiere llegar a la élite es una parcela que debe dominar y en el fútbol base se deben formar a los porteros para que sean capaces de jugar en el Barcelona o en la selección española».
El argumento no es cien por cien imperativo. El Atlético de Madrid ha empleado durante años a Oblak como lanzador de misiles a la cabeza de Saúl o Morata. «Así es -admite Juanjo González-. Pero si Oblak sale del Atlético, probablemente llegue a un club donde se le exija más juego de pie. El modelo del Atlético es totalmente respetable y ahí están sus éxitos, pero si un futbolista quiere tener una carrera larga en la élite tiene que estar preparado para todo».
Unai Simón, que era un portero del norte de la escuela vasca, empezó a procesar sus nuevas funciones hace unos años. «Hasta que no coincidí con Luis Enrique no entendí cómo funcionaba la salida del balón, cómo debía entender la presión alta y buscar al hombre libre. Le estoy muy agradecido a Luis Enrique. Y ahora sigo aprendiendo», dice.