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Grupo B

España 1 Italia 0 Con un Williams sobresaliente, la Roja ofreció un recital de buen juego contra Italia al que solo le faltó haber materializado las numerosas ocasiones de gol que tuvo

España manda un mensaje a Europa

La selección española fue muy superior a Italia en todo el encuentro, sobre todo con Williams y Yamal en los extremos bien secundados por los laterales. D. D.

Publicado por
Roberto Morales
León

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Marca la diferencia

España gozó de numerosas ocasiones de gol y dominó el juego en todas las zonas

A base de fútbol y una imagen imponente como equipo, con un resultado corto para la insultante superioridad sobre la vigente campeona, España presentó su candidatura a soñar en la Eurocopa 2024, minimizando a Italia (1-0), que escapó de la goleada por la firmeza de Donnarumma, para sellar con tanto en propia puerta de Calafiori el pase a octavos como líder de grupo. Superior desde el talento, intensa, mordiendo arriba, ajena a la presión y con una imagen de equipo imponente, España pasó por encima de Italia. Superior en cada faceta del juego pero sin la precisión en el primer acto en el remate que impulsó un estreno alejado a la tensión que siempre aseguraba una cita con Croacia y desatándose en la segunda cuando el factor fortuna sonrió a quien tanto lo merecía.

Recuperó su esencia desde el balón España, aumentando la posesión pero asociándola a un fútbol directo y vistoso, repleto de vigorosidad física y talento. El de Nico Williams para convertir el partido en pesadilla para Di Lorenzo, superado sin ayudas cada vez que fue encarado. La España de extremos amenazó por la izquierda y presentó por la derecha el talento de Lamine Yamal que hace recular al rival.

Una perfecta sintonía con Pedri volviendo a ser Pedri, puro talento, emergiendo la figura dominante de Rodri en la medular, con máxima efectividad en el pase, y con Fabián omnipresente, tan eficaz en el robo como en la finalización. Italia sobrevivió a una avalancha futbolística por Donnarumma y por la falta de precisión de España en el remate.

El empuje y el fútbol de España empequeñeció a una Italia que con Spalleti intenta asociar su fútbol a la brillantez. No tuvo opción. La dependencia de Barella, desaparecido en el asedio. Le quedó el recurso del contragolpe, estrellándose cuando lo intentó con la contundencia de Le Normand y el carácter de Cucurella, la aparición más sorprendente de España en el torneo con un nuevo recital de entrega.

Pero a España le faltó en el primer acto lo más importante para que los momentos del fútbol más vistoso en toda la Eurocopa le acercasen al triunfo, un remate certero. Perdonó lo que nunca se debe en días grandes. Cuando Nico intercambió su papel con Morata y encontró el centro preciso para perdonar a placer el testarazo ante un Donnarumma superado, temiendo lo peor a bocajarro.

No se detuvo en el lamento y extendió un dominio abrumador. Como si no fuese un clásico europeo ni tuviese enfrente a la vigente campeona. Cuando Nico se tomó un respiro de regates, apareció la velocidad de Yamal y la visión al espacio de Morata, que amagó en carrera, volvió a amagar, se cerró el espacio y acabó chutando a las piernas del portero italiano.

Por si a España le faltaban variantes ofensivas aparecía la amenaza del disparo lejano con Fabián, firme arriba Donnarumma, y el intento de Rodri. Los protagonistas de la superioridad desde el centro del campo daban un paso al frente para que Italia pasase a ser un muro, lejos de representar cualquier amenaza con un mundo por recorrer hasta la portería de Unai Simón.

La difícil explicación desde lo futbolístico del empate sin goles al descanso encontró una rápida respuesta en la reanudación, con el mismo panorama. Una Italia atemorizada ante el vendaval español. Desde la final de Kiev en 2012 no se recordaba tanta superioridad en un duelo que se repite en cada Eurocopa.

Y fue cuando tras perdonar de nuevo Pedri lo imperdonable, tras el pase de la muerte de Nico, con todo a placer para marcar de diestra pero chutar fuera, apareció ese punto de fortuna que necesita todo equipo para avanzar hacia la gloria. Desde el robo de Carvajal, la exhibición de Nico, el centro peinado por Morata para cambiar la trayectoria y convertirla en inesperada para Donnarumma, que se la quitó de encima para provocar el tanto en propia puerta de Calafiori.

El premio tan merecido, por fútbol e insistencia, no cambió la identidad de España. Quiso más pese a saber que ya estaba en octavos como primera de grupo. Y Donnarumma, que realizó hasta nueve paradas, evitaba el tanto tan buscado por Morata con un potente disparo lejano, veía cómo su defensa sacaba bajo palos un testarazo tras córner de Le Normand y el travesaño repelía un latigazo de Nico.

El premio para España era corto por merecimientos y a Italia hay que rematarla. Digirió su orgullo y se levantó de la lona por segundos tras una pérdida de Rodri, renqueante toda la segunda parte tras una entrada durísima. Nunca generó peligro, pero lo intentó con orgullo con un único remate tras córner, fácil para Unai.

Fue cuando España pudo sentenciar con acciones repletas de talento que no superaron al portero en la definición y acabó defendiendo con coraje un triunfo que nunca debió ir asociado a un añadido de tensión. Objetivo cumplido para los españoles con la mejor imagen posible, pase a octavos sin especular, por mucho que en el camino asome la anfitriona Alemania.