Diario de León

JUEGOS OLÍMPICOS DE PARÍS 2024 | PIRAGÜISMO

Pau Echaniz se baña en bronce sobre las aguas del canal olímpico

El palista español firmó el tercer mejor tiempo en la final de a prueba de eslalon

Echaniz fue el primer en salir y el que firmó el tercer tiempo. HAIDER

Publicado por
JOEÉ ANTONIO PASCUAL
París

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El español Pau Echaniz dio la campanada al conseguir la medalla de bronce en la modalidad de K1 de piragüismo eslalon de los Juegos de París 2024, todo un logro para un debutante en esta cita que se creció ante los grandes referentes de la especialidad.

Echaniz, que alcanzó la final con el duodécimo crono, el peor de los clasificados, marcó un tiempo de 88.87 que le permitió dar la sorpresa y meterse en el podio, por detrás del italiano Di Gennaro (88.22) y del francés Titouan Castryck (88.42). Incluso hubiera ganado de no haber penalizado por un toque en la puerta ... ‘con la hebilla del casco’.

Hijo de Xabi, olímpico en su etapa en activo y técnico suyo y de Maialen Chourraut, la triple medallista española, volvió a demostrar su arrojo. El palista nacido en San Sebastián hace 23 años demostró que no solo es un valor de futuro. Ya lo es de presente. Además, como dice su padre, es un ‘tiburón competitivo’.

En la semifinal tuvo un toque en la puerta nueve y sabía que tenía que regular, que no podía cometer un error. Quizá lo hizo demasiado, pero le valió para, con 96.11, acabar en la duodécima posición y pasar a la final olímpica, como había hecho en los pasados Juegos su compañero David Llorente, que en Tokio fue décimo.

Convencido y con las cosas claras, fue el primero en partir en el descenso definitivo, lo que siempre es una desventaja.

El palista vasco se lanzó al canal del estadio náutico convencido, desbocado incluso. Su bajada fue extraordinaria, precisa, tan solo empañada por ese toque con la hebilla del casco en la puerta 19. Aún así, su tiempo, 88.87, vaticinaba grandes opciones. Pau Echaniz lo celebró nada más cruzar la meta.

Aún así le quedaban los once rivales por competir. Ninguno de ellos parecía estar en condición de superarle hasta que apareció el italiano Di Gennaro, primero, con 88.22, y el joven francés Titouan Castryck, con 88.42, para rebasarle en unos minutos de tremendo nerviosismo y tensión. Ya nadie más lo pudo hacer.

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